Raúl Rodríguez Cortés
Ojalá que Adán Augusto López ya tenga identificada en su radar la predisposición genética de Alejandro Moreno Cárdenas a la traición y la ambición, tal como lo confirman varios episodios de su historia política.
Y es que ahora resulta, según se cuenta en los pasillos del Senado, que el morenista, amigo íntimo de AMLO desde la infancia, exsecretario de Gobernación, aspirante a la candidatura presidencial del partido guinda y ahora presidente de la Junta de Coordinación Política de la cámara alta, es el protector y principal apoyo del reelecto presidente del PRI y líder de la más raquítica fracción senatorial tricolor en toda su historia.
“Alito”, como le gusta ser llamado, le vendió a Adán Augusto la idea de que los quince senadores priistas son y serán garantía para que cuente siempre con la mayoría calificada necesaria para aprobar reformas a la Constitución, aún cuando el morenista ya la tiene amarrada con el voto del panista Miguel Ángel Yunes, como pudo constatarse en la aprobación de las reformas judicial y la que prohíbe desde las carta magna que las modificaciones constitucionales sean impugnadas por la Corte vía amparo, juicios de inconstitucionalidad y controversias constitucionales.
De manera que es innecesario y políticamente costoso esa especie de plan B del presidente de la Jucopo a cambio del cual -dicen los que saben- el ex secretario de Gobernación operó para que el Tribunal Electoral validara la reelección de Moreno Cárdenas en el PRI hasta por tres períodos y opera para frenar, o por los menos congelar en la cámara de Diputados, el desafuero exigido por la fiscalía de Campeche para juzgarlo por los delitos de enriquecimiento ilícito y peculado, procedimiento que podría ser reactivado en cualquier momento, con grandes posibilidades de éxito por la abrumadora mayoría que tienen en San Lázaro Morena y aliados.
El propio “Alito” cuenta tal historia a sus íntimos, refiriéndose a Adán Augusto como una persona poco inteligente, por no reproducir la palabra que utiliza y que es propia de su estilo pendenciero y majadero.
La historia política de Alejandro Moreno Cárdenas es una crónica de traiciones que le han dado la fama y el apelativo del gran Judas del tricolor. Baste un somero repaso:
Traicionó e incluso persiguió al exgobernador de Campeche, José Antonio González Kuri (1997-2003), a quien llamaba tío y que lo apoyó para que fuera el dirigente juvenil del PRI en aquella entidad. También persiguió a otros apoyos políticos locales, como los que le dieron los ex gobernadores Jorge Salomón Azar (1991-1997), su antecesor Fernando Ortega Bernés (2008-2015) y el arraigado grupo de Carlos Sansores Pérez, padre de la actual gobernadora Layda Sansores.
Luego le dio la espalda a José Murat, a la sazón gobernador de Oaxaca y a Roberto Madrazo, entonces dirigente nacional del PRI, quienes lo promovieron para que fuera el dirigente juvenil del tricolor a nivel nacional.
Tras la derrota de Madrazo en la elección presidencial de 2006, Moreno Cárdenas rompió con él y se fue a poner a las órdenes de Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa, quienes llegaban con fuerza a los liderazgos priistas de las fracciones parlamentarias en el Senado y la cámara de Diputados, respectivamente. En ese período se le coló también a la entonces lideresa nacional del PRI, Beatriz Paredes Rangel como secretario de Organización.
Pero acabó traicionando a los tres pues, aunque aparentemente operaba a favor de Beltrones y su poderoso grupo por la candidatura presidencial de 2012, se acercó a Peña Nieto quien ya presidente, respaldó su camino hacia la gubernatura de Campeche (2015-2019).
Durante el gobierno de Peña, “Alito” se alió con el entonces secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong a quien desde la gubernatura de Campeche prometió respaldo a sus aspiraciones presidenciales, pero a la vez pactaba con el principal de sus contrincantes, el entonces secretario de Hacienda, Luis Videgaray. Así, con esa doble cachucha, atizaba la rivalidad entre Osorio Chong y Videgaray, y empezaba a sembrar la idea de que él sería un gran candidato presidencial priista.
Pero el candidato resultó ser José Antonio Meade, contra el que “Alito” operó haciendo alianzas con nuevas figuras del priismo nacional como los entonces gobernadores Alfredo del Mazo, Alejandro Murat Hinojosa y Héctor Astudillo, entre otras fuentes de apoyo para alcanzar la dirigencia nacional del Revolucionario Institucional.
Pero ya instalado en la cúspide partidista, fue rompiendo con todos ellos y con otros distinguidos militantes como Francisco Labastida, Dulce María Sauri, Claudia Ruiz Massieu y José Murat (con quien había más o menos recompuesto la relación), para sumarse a la fracasada alianza con el PAN de Marko Cortés y el PRD de Jesús Zambrano la que, bajo la batuta del empresario Claudio X. González, postuló a la panista Xóchitl Gálvez, quien resultó derrotada.
Ella reclama hasta la fecha el abandono del que fue víctima su candidatura por parte de los partidos coaligados y no deja de preguntar que fue de los tres mil millones de pesos de financiamiento público (dos mil millones del PAN y mil millones del PRI), ofrecidos y no completamente entregados a la campaña.
“Alito” ha traicionado a todos los que en algún momento han respaldado su carrera política o pactado con él.
Por eso ¡aguas Adán Augusto!
INSTANTÁNEAS:
- LA POLÉMICA IMPUGNABILIDAD. Hoy y mañana la cámara de Diputados debatirá y someterá a aprobación la reforma y adición constitucional que eleva a la máxima ley la prohibición de que las reformas constitucionales aprobadas por el poder permanente del Legislativo sean impugnadas por el Judicial (la Corte) vía amparos, juicios de inconstitucionalidad y/o controversias constitucionales. El Senado la suavizó al aprobar la madrugada del viernes pasado, retirando de tal prohibición las eventuales interpretaciones basadas en preceptos contenidos en tratados internacionales sobre derechos humanos (control de convencionalidad). Aun así, se trata de una de las reformas constitucionales más radicales en una generación, esto es, en al menos 25 años. Morena y la 4T argumentan que la mal llamada reforma de la “supremacía constitucional” no es violatoria del marco legal, de acuerdo con el primer párrafo del artículo 61 de la Ley de Amparo (reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la Constitución) que explícitamente dice: “El juicio de amparo es improcedente contra adiciones y reformas a la Constitución”.
La propia Sheinbaum ha declarado que lo que se hizo fue elevar ese precepto a rango constitucional. Sí es así ¿para qué promover ese blindaje que sugiere que posibles impugnaciones no estaban del todo impedidas? ¿Para qué -como dice la voz popular- hacer cosas buenas que parecen malas? Los jurisconsultos ven en la impugnabilidad aprobada una flagrante violación a las facultades e independencia del Poder Judicial, así como a las garantías y derechos humanos protegidos en tratados y convenciones internacionales que México ha suscrito y está obligado a respetar. Apelan, además, y ya en extremo, al artículo 136 constitucional que señala: “Esta Constitución no perderá su fuerza y vigor, aun cuando por alguna rebelión se interrumpa su observancia… En caso de que, por cualquier trastorno público, se establezca un gobierno contrario a los principios que ella sanciona, tan luego como el pueblo recobre su libertad, se restablecerá su observancia…”
De ello interpretan que en este caso la rebelión la protagonizan quienes han aprobado las reformas constitucionales de marras y que son ellos el advertido gobierno contrario a los principios de esa ley fundamental. ¿A quien le da usted la razón?
- SE ACABARON LOS ABRAZOS. Hay gran expectativa sobre la conferencia mañanera del pasado mañana martes. La presidenta Sheinbaum y su gabinete de seguridad darán el primer balance mensual de lo realizado en la materia. Y por lo ocurrido durante las últimas semanas, es de esperarse mucha información. La violencia ha marcado el inicio del sexenio con homicidios, enfrentamientos armados y explosiones. Ahí está la cruenta disputa de las dos facciones del cártel de Sinaloa en Culiacán tras la captura de su cofundador Ismael “El Mayo” Zambada; el enfrentamiento armado entre grupos delincuenciales por control de territorio en Tecpan, Guerrero, donde intervinieron Ejército y Guardia Nacional con saldo de 19 muertos; o la explosión de dos coches bomba en Acámbaro y Jerécuaro, Guanajuato, como parte de las disputas entre los cárteles Gente Nueva y Jalisco Nueva Generación.
Por lo visto, y algo habíamos adelantado aquí, ya no hay abrazos. Las fuerzas armadas han pasado a la ofensiva bajo la consigna de garantizar seguridad y apoyo para la gente. Y con ello el eterno dilema: ¿Cómo evitar violaciones a los derechos humanos? Ya ha habido confusiones, como la de la muerte a manos de militares de seis migrantes en Chiapas o la de un joven que, también por confusión, estuvo a nada de ser asesinado por soldados.
- MÁS ALLÁ DE JOHN. Hace poco más de un mes el huracán John inundó una gran parte de Acapulco y varios municipios de las ostas Chica y Grande de Guerrero. El gobierno encabezado por Evelyn Salgado ha continuado, a través de la Fuerza Operativa Guerrero, los trabajos de recuperación. El informe de avances que nos dieron ayer es que diversas colonias de Acapulco se encuentran actualmente limpias de basura, lodo y escombros en un cien por ciento. Los trabajos de recuperación y limpieza ya se han extendido a otros puntos de Guerrero mediante la coordinación de los gobiernos estatal y federal. (rrodriguezangular@hotmil.com,raulrodriguezcortes.com.mx, @RaulRodriguezC )