Víctor Báez/DEPORTIVAPP/Óscar Aguilar NOTICIASNRT
NUEVA YORK (AP), octubre 30- Los Dodgers de Los Ángeles conquistaron su segundo campeonato en cinco temporadas al reponerse de un déficit de cinco carreras con la complicidad de tres fallos defensivos de los Yankees, sometiendo el miércoles 7-6 a Nueva York para sentenciar la Serie Mundial en cinco juegos.
Elevados de sacrificio de Gavin Lux y Mookie Betts en el octavo inning completaron la remontada en el Yankee Stadium.
Aaron Judge y Jazz Chisholm Jr. sacudieron jonrones consecutivos en el primer inning y un sencillo remolcador de Alex Verdugo mandó fuera al abridor Jack Flaherty en el segundo. Un jonrón de Giancarlo Stanton en el tercero contra Ryan Brasier estiró a 5-0 la delantera de los Yankees.
En tanto, el abridor de los Yankees Gerrit Cole dominaba a placer.
¿Juego resuelto?
Para nada.
La estantería se les vino encima a los Yankees con un horripilante despliegue de inoperancia defensiva en el quinto episodio. Errores de Judge en el jardín central y Anthony Volpe en el campocorto, más un Cole que no reaccionó para cubrir la primera base tras un rodado, abrieron las compuertas para un racimo de cinco carreras sucias.
Blake Treinen sobrevivió un atolladero de dos corredores en circulación y un out en la parte baja al retirar a Stanton con un elevado y al ponchar a Anthony Rizzo.
Walker Buehler, relevista por primera vez desde 2018, sacó en orden el noveno.
Cuando Verdugo se ponchó abanicándose para el último out, los Dodgers salieron despedidos al terreno del Yankee Stadium. Coronaron un año en el que acumularon 98 victorias para la mejor marca de las mayores durante la temporada regular.
Shohei Ohtani, la estrella japonesa adquirida por Los Ángeles el pasado invierno con un monto récord de 700 millones de dólares, respondió convirtiéndose en el primer jugador con una temporada de 50 jonrones y 50 robos. Pegó dos hits en 19 turnos en la serie, limitado a un sencillo tras sufrir la dislocación de su hombro izquierdo durante un intento de robo en el segundo juego.
Freddie Freeman aportó un sencillo remolcador de dos carreras y empató el récord del Clásico de Otoño con 12 impulsadas, fijado por Bobby Richardson a lo largo de siete juegos en 1960. El viernes, cuando los Dodgers estaban a un out de la derrota en el primer duelo, Freeman dejó tendidos a los Yankees con un grand slam, haciendo recordar el cuadrangular de Kirk Gibson ante Dennis Eckersley de Oakland que acabó el juego inaugural de 1988 y condujo a Los Ángeles al cetro.
Los Dodgers conquistaron su octavo campeonato de la Serie Mundial y el séptimo desde que abandonaron Brooklyn rumbo a Los Ángeles
Pero este es el primero en una campaña no abreviada desde 1988, y se siente genuino. En 2020 se consagraron en una Serie Mundial neutral contra Tampa Bay tras una temporada regular de 60 juegos y ni siquiera pudieron celebrar con un desfile debido a la pandemia de coronavirus.
Dos años después de que la franquicia fue adquirida por el consorcio Guggenheim Baseball Management en 2012, los Dodgers contrataron a Andrew Friedman, procedente de Tampa Bay, para pilotear las operaciones de béisbol. Reforzó los despachos con un pelotón de expertos en estadísticas y rendimiento deportivo, sin ningún tipo de reparo de gasto por parte de los dueños.
Para esta temporada, Los Ángeles desembolsó 1.250 millones de dólares — un monto sin precedentes en los fichajes de Ohtani, los pitchers Yoshinobu Yamamoto, Tyler Glasnow y James Paxton y el jardinero Teóscar Hernández. La estrategia de gasto apunta al futuro, con pagos diferidos que rebasarán los 915 millones de dólares entre 2028-44.
Zarandeados por lesiones, los Dodgers adquirieron a Flaherty, al relevista Michael Kopech y el infielder-jardinero Tommy Edman en la fecha límite de canjes. Los tres fueron esenciales en la marcha al título. La nómina de los Dodgers subió a 266 millones de dólares, la tercera más alta de las Grandes Ligas, por detrás de los Mets y Yankees, más un impuesto de lujo que alcanzaría los 43 millones.
Roberts atribuyó a una reunión del equipo el 15 de septiembre en Atlanta, después de perder a Glasnow por una lesión en el codo, la cohesión generada que les impulsó al trono de las Grandes Ligas.
Estos Dodgers jugaron con un fervor sin límites, decididos a sacarse de encima las frustrantes eliminaciones en la primera ronda contra San Diego y Arizona en los últimos años. Fueron fiascos que empezaron a crear la impresión de que eran una nueva versión de los Bravos de Atlanta, el club que apenas pudo ganar un título en la década de los 90 pese a quedar habitualmente primeros en su división durante la temporada regular.
Los Dodgers se han clasificado a los playoffs en las últimas 12 campañas, 11 como campeones de la División Oeste de la Liga Nacional, nueve de ellas con Dave Roberts como mánager.
ÚLTIMOS MOMENTOS
DEL QUINTO PARTIDO
Toda la tranquilidad por lo que se le echa en cara a Dave Roberts fue aniquilada cuando el relevista Blake Treinen hizo abanicar a Anthony Rizzo. Era el octavo episodio y los Yankees amenazaban con corredores en primera y segunda base, pero el pitcher angelino hizo su trabajo.
Fue una gran estampa que dejó el quinto juego del Clásico de Otoño, ese que los de la bahía ganaron de forma dramática (7-6) para lograr su octavo título en las Grandes Ligas, tal como se lo prometieron a su leyenda mexicana Fernando Valenzuela, fallecido la semana anterior.
Los Bombarderos del Bronx opusieron resistencia, pero la dinamita que caracteriza a los cañoneros de los Dodgers les permitió sacar otro juego del mítico Yankee Stadium, el más dulce en su historia.
Esta Serie Mundial esperada por más de cuatro décadas (43 años) obsequió instantes inolvidables, como el jonrón con casa llena de Freddie Freeman en el primer encuentro o el cuatro esquinas -productor de dos carreras- del propio primera base angelino en el segundo, pero anoche tuvo otro par.
Además del valioso ponche de Treinen a Rizzo, Mookie Betts pegó el batazo que marcó la diferencia, en ese mismo octavo inning, y significó la victoria de los Dodgers sobre su rival más acérrimo, tal como en aquella confrontación que hizo mítico al Toro.
Dio lo mismo que fuera un out. El experimentado jardinero derecho elevó la pelota hasta los dominios de Aaron Judge, cuyo brazo fue incapaz de evitar que Tommy Edman anotara la carrera de la diferencia. Es por eso que celebró efusivamente en cuanto elevó la pelota. La misión estaba cumplida.
Colofón a un partido lleno de batazos, en el que los Yankees llegaron a tener ventaja de 5-0, pero tres incomprensibles errores en la parte alta del quinto episodio desaparecieron la diferencia.
Los neoyorquinos no dejaron de luchar, prueba de eso es que Roberts sufrió los últimos dos turnos de los Mulos de Manhattan. Sin embargo, no les alcanzó, porque estaba escrito que este título era para los queridos Dodgers de un Toro que los protege desde el cielo.