¿Somos una sociedad suicida y depredadora?… si, somos depredadores y suicidas


Sin las medidas mínimas de cuidado

Carlos Velasco M.

El recuento de un confinamiento que duró 9 meses… Este recuento va más allá de pérdidas o ganancias  de grandes pequeñas o medianas empresas, se trata de un recuento de pérdidas humanas de conocidos, desconocidos que, al final del día, simplemente se convirtieron en estadísticas, en esos fríos números que en tiempos “normales” nadie observa, pero en pandemias como la que todavía padecemos esos números , esas estadísticas mueven a las personas a repensar qué y cómo es la vida que ahora valoramos en ese torbellino que es el confinamiento por sobrevivir.

La humanidad aún está inmersa en la cuenta regresiva… espera la vacuna que nos vuelva a convertir en ¿normales?, porque en esa “normalidad” nos comportamos como bestias sin control. Buscamos hacer más que el otro: dinero, dinero, dinero, consumismo, consumismo.

Aún  no hemos valorado ni lo queremos hacer lo que significan siete palabras: qué es el sentido de la vida.

Y es en ese torbellino del confinamiento, pocos se han puesto a poner en una balanza el verdadero sentido de la vida. La humanidad está materializada, metalizada, a la orilla del abismo, pues con esa falta de sentido que le demos a la existencia, estamos acabando con bosques, mares, lagunas, con entornos ecológicos que están a punto de la extinción.

La fauna, la flora y demás cosas que hay en el planeta, como minerales y la misma tierra que pisamos, se encuentran en peligro… Esta pandemia que provocó que la humanidad se encerrara por un tiempo y por sus mismas ambiciones de querer tener y no ser, hizo que repuntara el mal y las consecuencias están a la vista, más confinamiento por el semáforo rojo.

La pandemia es una coincidencia, sin embargo, este encierro de poco más de 9 meses y contando, nos ha corroborado que la humanidad es suicida y depredadora.

El ser humano, es el animal más depredador sobre la tierra.

Nos explicamos:

En su camino a la civilización y a sus adelantos científicos y tecnológicos, ha puesto en peligro el clima del planeta, está poniendo en riesgo el único hogar que los seres humanos tenemos. El calentamiento global, no es un juego, está de por medio la existencia de 7 mil millones de personas que habitamos esta pequeña esfera, llamada Tierra, en medio del Universo.

Segundo ¿somos suicidas? Por supuesto. Algunos lo negarán y quienes lo hagan son los que más se han expuesto a contagiarse y a contagiar a los demás en el lapso que lleva esta pandemia.

Suicida, kamikaze, como se le quiera llamar, pero en los últimos meses nos hemos percatado que a los más les gusta jugar a la ruleta rusa… dejan el confinamiento si tomar en consideración las medidas sanitarias adecuadas, el cubre-bocas para ellos no existe, la sana distancia, tampoco, asisten a reuniones privadas, llenan los lugares donde celebran bodas, XV Años y Bautizos, pero ocurre una cosa curiosa, no asisten a velorios de personas que fallecieron por COVID-19 ¿paradójico, no?

En el caso de Oaxaca, nuestra entidad, los suicidas ó kamikazes, los hay a montones. Se deleitan jugándose la vida durante los actos licenciosos que realizan en las noches, especialmente, los fines de semana… Y con ello se convierten en verdaderas bombas de tiempos en su entorno familiar… Y llegan las justificaciones:

1).- Yo no me puedo contagiar porque tengo dinero y hay limpieza en mi casa.

2).- Tengo amigos que, seguramente, no están contagiados porque no tienen síntomas.

3).- Y, en último caso, soy joven ó soy hombre de edad, pero hago ejercicio, por ello es difícil un contagio a mí organismo.

Así, diariamente, en la calle observamos a los suicidas, a los kamikazes sin cubre-bocas, sin respetar la sana distancia y, no pocos, argumentando el COVID-19 “no existe”.

En nuestra entidad, se suspendieron eventos clave para la economía del estado. La Guelaguetza, El Grito de Independencia, las festividades de Semana Santa, El Día de los Fieles Difuntos, las festividades de la Virgen de Juquila, de la Virgen de La Soledad y, hace unos días, informaron que no habrá “Noche de Rábanos”.  Todo esto fue por la salud de usted y de su familia.

Actualmente, en momentos de confinamiento, debemos celebrar la vida, la sobrevivencia con la familia, con los menos posible.

En estos momentos, inmersos en el torbellino del confinamiento, démosle sentido a nuestra existencia con actos de vida, no de muerte.

La palabra la tienen ustedes, estimados lectores, porque la pandemia la hemos vivido, dejemos la palabra soportar, con la esperanza de que en unos meses más nos podamos reinsertar con una mentalidad menos egoísta y de más convivencia entre la humanidad.

La pandemia ha mantenido a las familias cerca, esa cercanía que nadie conocía, porque nuestra mentalidad estaba materializada y metalizada. Démosle sentido a la vida…

Nueve meses de confinamiento por la pandemia y contando…