Ruiz-HealyTimes: Impunidad explica la violencia


En Santiago Atlatongo, el caso más reciente de justicia por propia mano.

Hartazgo ciudadano por candidatos 2016; son los de siempre, señalan.

Eduardo Ruiz-Healy

Los asesinatos de supuestos delincuentes por turbas enardecidas  ocurren con una mayor frecuencia en el país. Como aquí lo anoté ayer, en 2015 se perpetraron 78 linchamientos en México, más del doble de los registrados en 2014. Estas cifras, proporcionadas por Raúl Rodríguez Guillén, autor del libro Linchamientos en México, 1988-2014.

La mayoría de los mexicanos estamos hartos de constatar que la mayoría de los criminales en nuestro país delinquen con absoluta impunidad y que las instituciones responsables de procurar e impartir justicia no hacen su tarea.

Ex gobernadores rateros y funcionarios públicos inexplicablemente ricos son nombrados cónsules de nuestro país en el extranjero o se van a Europa o Estados Unidos a estudiar una maestría en una excelente universidad cuyas colegiaturas son pagadas con el dinero que se embolsaron ilegalmente. O, pese a su mala fama, siguen disfrutando de un cargo público a nivel federal, estatal o municipal.

Constantemente nos enteramos que las autoridades atraparon de nuevo a un peligroso delincuente que ya había sido capturado años antes y luego puesto en libertad por falta de pruebas para que siguiera cometiendo sus fechorías.

En México un asesino, secuestrador, traficante de personas o pornógrafo infantil se sale con la suya con mayor facilidad que un pequeño o mediano empresario que por la mala marcha de la economía se retrasa en el pago de sus impuestos o sus pagos al Seguro Social. Pareciera ser que para el criminal consumado no existe ley alguna mientras que la ley se aplica con todo rigor a las personas decentes que incumplen con alguna obligación fiscal por causas ajenas a su voluntad.

ruiz healy miguel angel...

PARADOJAS DEL SISTEMA JUDICIAL

Niñas son violadas y los agentes del ministerio público (MP) tratan a las víctimas y a sus familiares como si fueran los criminales mientras que los violadores siguen libres para seguir abusando de menores de edad.

Hombres y mujeres son secuestrados por bandas que muchas veces están coludidas con policías y agentes del MP que no actúan para perseguir, capturar y presentar a los delincuentes ante un juez con pruebas amplias y bien fundadas de su culpabilidad.

Con demasiada frecuencia nos enteramos que personas que fueron capturadas en el momento mismo en que cometían un delito son liberadas porque ni los policías ni los agentes del MP aportaron las pruebas que demostraban la culpabilidad del criminal. Hace unos días se reportó que los miembros de una banda de secuestradores fueron liberados porque los agentes del MP perdieron los celulares que los delincuentes usaron para enviarse mensajes de texto que los incriminaban con varios secuestros.

 

VIOLACIÓN DE LEYES

En fin, en gran parte del país rige la ley de los delincuentes mientras que las leyes que fueron aprobadas por las legislaturas federal y estatales son ignoradas o pisoteadas por los que juraron hacerlas cumplir.

Por eso no debe extrañarnos que cada vez más personas decidan tomar la ley en sus manos y asesinar, linchar, a aquellos que considera que son delincuentes, aunque no lo sean.

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ADVERTENCIA DE POBLADORES

En varios lugares de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México he visto mantas que advierten que los criminales que sean capturados serán muertos por la población. Eso debería preocupar a las autoridades que parecen no darse cuenta de lo que sucede.

La impunidad explica la violencia que estamos viendo con mayor frecuencia. Y no olvidemos que la violencia engendra más violencia en un ciclo que puede no terminar.

Insisto en repetir lo que alguna vez dijo el empresario Alejandro Martí: si las autoridades responsables de combatir a la delincuencia e impunidad no pueden hacerlo, que renuncien.

RUIZ HEALY LINCHAMIENTO EN AJALPAN

SI NO PUEDEN, RENUNCIEN

Con frecuencia nos enteramos de que en algún lugar del país los habitantes de una comunidad atraparon a uno o varios supuestos criminales y los mataron antes de que pudieran ser rescatados por la policía.

Si de por sí es preocupante que un grupo de personas tomen la ley en sus manos y asesinen tumultuariamente a supuestos delincuentes, más preocupante es que estas ejecuciones ciudadanas se estén dando cada vez con más frecuencia.

El linchamiento más reciente se dio ayer en la mañana en Santiago Atlatongo, en el municipio de Teotihuacán, en el Estado de México, cuando unas 500 personas detuvieron a dos hombres y una mujer que supuestamente habían secuestrado a un joven de la comunidad. La turba se los  llevó al quiosco del pueblo en donde fueron brutalmente golpeados. Uno de los hombres murió en ese lugar antes de que la policía pudiera llegar al lugar y la mujer falleció cuando era transportada al hospital después de ser rescatada. El sobreviviente quedó en manos del ministerio público. 18 personas están arrestadas por su participación en este doble homicidio.

Según vecinos que fueron luego entrevistados, las tres personas que fueron linchadas pertenecían a una banda de secuestradores que opera en esa zona y en el vecino estado de Hidalgo.

También ayer en la mañana, en un lugar cercano a Teotihuacán, un grupo de habitantes de Tepexpan, en el municipio mexiquense de Acolman, trataron de linchar a un hombre después de que supuestamente lo sorprendieron cuando se robaba una báscula de una tierra de abarrotes. Este individuo se salvó de morir gracias a que fue rescatado por policías municipales que lo llevaron a un hospital cercano para que le curaran las heridas que recibió cuando lo golpearon los vecinos.

De acuerdo a Raúl Rodríguez Guillén, autor del libro Linchamientos en México, 1988-2014, en 2015 se perpetraron 78 linchamientos en México, más del doble de los registrados en 2014.

En una entrevista que concedió el año pasado, Rodríguez Guillén dijo que “las acciones de la muchedumbre tienen su origen en la desesperanza e impotencia que comparten muchas personas en México, donde el 98 por ciento de todos los asesinatos quedan sin resolverse y el estado se encuentra virtualmente ausente en algunas áreas. Según algunos estimados, sólo el 12 por ciento de todos los delitos son denunciados en México, en gran parte debido a una falta de fe en que en verdad se llegue a hacer justicia. Hay una crisis en términos del crecimiento de la violencia y de la delincuencia, en paralelo con la erosión de la autoridad y la ley. Estos linchamientos adquieren un doble sentido. La gente lincha tanto al sospechoso como al símbolo de la autoridad”.

El linchamiento es, pues, una medida desesperada que un grupo de personas adopta porque está convencida que la autoridad no sirve para nada y que policías, agentes del ministerio público y jueces, de alguna manera u otra, permiten que los delincuentes cometen sus crímenes con absoluta impunidad.

Los que mandan en los poderes Ejecutivo y Judicial, tanto a nivel federal como estatal, deberían asumir su responsabilidad y exigir que los responsables de otorgar seguridad y procurar e impartir justicia hagan su trabajo. Si no pueden, que renuncien.

RUIZ HEALY LICHAMIENTOS, CADA VEZ...

CARTUCHOS QUEMADOS

Algunos partidos no saben desarrollar nuevas figuras dentro de su militancia. Por eso, cada año en que hay elecciones no les queda otra que recurrir a candidatos que ya fracasaron una o más veces con la esperanza, ciertamente falsa y mal fundada, de que esta vez sí tendrán éxito cuando antes no lo tuvieron.

El PRD es uno de estos partidos. En las elecciones presidenciales de 1988, 1994 y 2000 lanzó al mismo candidato presidencial: Cuauhtémoc Cárdenas. En 2006 y 2012 su candidato a la presidencia fue Andrés Manuel López Obrador. Es decir que en un período de 24 años, casi un cuarto de siglo, no surgió ningún perredista que pudiera ser un candidato presidencial atractivo y con posibilidades de dar la pelea. Los millones de seguidores del PRD tuvieron que conformarse con apoyar a estos dos ex priistas.

El PAN es otro partido que aparentemente no tiene entre sus militantes a quienes postular como sus candidatos a cinco gubernaturas. Este año, en Aguascalientes, Durango, Tlaxcala y Veracruz, el partido blanquiazul lanzó como sus candidatos para las gubernaturas a quienes en 2010 también los fueron y perdieron la elección. En Chihuahua el candidato ya lo fue en 2004 y también perdió. De acuerdo a diversas encuestas, de los cinco solo el candidato de Aguascalientes tiene verdaderas probabilidades de ganar, aunque en Tlaxcala la candidata podría dar la sorpresa.

El PAN podría triunfar en Tamaulipas, donde su candidato compite por primera vez por la gubernatura

Son cartuchos quemados que de nuevo fallarán: Javier Corral Jurado en Chihuahua, José Rosas Aispuro en Durango; Miguel Ángel Yunes Linares en Veracruz. En Tlaxcala podría sorprender Adriana Dávila Fernández. Mientras que en Aguascalientes Martín Orozco Sandoval tiene altas posibilidades de ser el próximo gobernador.

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HARTAZGO POR LAS CARAS DE SIEMPRE

Morena es otro partido que aparentemente no tiene de dónde obtener caras frescas al momento de nombrar candidatos. Por ejemplo, en Zacatecas su abanderado es David Monreal, quien hace seis años compitió bajo los colores del desprestigiado PT, partido en que entonces militaba su hermano Ricardo, hoy miembro distinguido de Morena después de haber pasado por el PRI, PRD, PT y Movimiento Ciudadano.

Hay partidos que parecen no entender que en todo el mundo las personas están hartas de los políticos de siempre. En las elecciones primarias que actualmente se realizan en Estados Unidos y en la recientes elecciones en Bélgica, Francia y diversos países europeos quedó demostrado que los políticos tradicionales ya no jalan votos. Los ciudadanos quieren ver candidatos con caras nuevas y trayectorias diferentes a las que presentan los políticos hechos a la antigüita.

Eso deberían entender todos los partidos mexicanos rumbo a las elecciones de 2018.

Los cartuchos quemados nunca han sido útiles.

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