Reportajes Metropolitanos: No salgamos del encierro


La gran pirámide Giza
  • La importancia de ejercer todos los días medidas sanitarias.
  • Martha Bárcena deja de ser embajadora de México en EU.
  • Jorge Ibargüengoitia, vasta obra literaria del guanajuatense.

Carlos Ravelo Galindo, afirma:

Así habrían sido los Jardines Colgantes de Babilonia

Aprovechamos esta coyuntura diplomática sobre el retiro de la embajadora Martha Bárcena en Washington y su casi seguro remplazo por el actual secretario de educación, Esteban Moctezuma Barragán, para transmitir saludable consejo de un emérito embajador en retiro, don Antonio Pérez Manzano:

“Muy estimado Carlos Ravelo Galindo, gracias por seguir compartiendo sus nubes, que más que nublarnos nos iluminan.

En el artículo de esta fecha hace referencia al concepto de humildad, el cual me hizo recordar un pensamiento que incluí en mi libro «La Diplomacia. Fundamentos para su Estudio y Práctica», en la parte en que se habla del deber ser del diplomático:

Es necesario reafirmar el concepto de la humildad, sin que importe el nivel económico, social o de responsabilidad alcanzado en un momento determinado.

Para el caso, Benjamín Franklin nos legó una opinión muy profunda y que bien vale la pena tenerla muy presente:

“Ser humilde para con los superiores es un deber;

para con los iguales, una muestra de cortesía;

para con los inferiores, una prueba de nobleza”

Personalmente, considero que tal reflexión debería tenerse enmarcada en un lugar preferente, como una máxima a ser observada todo el tiempo.

El coloso de Rodas

En el inciso correspondiente del libro mencionado, se expuso que:

Contrarios a la humildad son los vicios como la soberbia, la adulación, la ambición, la vanidad y otros más.

Un saludo cordial para usted y todos sus amables lectores. Antonio Pérez Manzano”.

Cansados de toda clase de prédicas políticas, en el encierro obligado por la pandemia, te platicamos algo, creemos, mejor.

Las Siete Maravillas del Mundo Antiguo es una lista de 7 estructuras gloriosas, de las cuales solo una, la Gran Pirámide de Giza, resistió la prueba del tiempo.

El resto, que incluye los Jardines Colgantes de Babilonia, el Templo de Artemisa en Éfeso, la Estatua de Zeus en Olimpia, el Mausoleo de Halicarnaso, el Coloso de Rodas y el Faro de Alejandría, lamentablemente ya no existe.

Afortunadamente, vivimos en una época en la que la tecnología nos permite hacer lo imposible, incluso viajar en el tiempo (más o menos).

Con ayuda de Jessica Quijano Romero logramos describirlas.

  1. El coloso de Rodas

Una estatua gigante de 108 pies de altura del dios sol griego Helios, conocido como el Coloso de Rodas, fue construida sobre el puerto de Mandraki en Rodas alrededor del 280 a. C

Se necesitaron 12 años para construir esta majestuosa escultura, pero, lamentablemente, 56 años después de que terminó su construcción, fue parcialmente destruida por un terremoto y finalmente se derritió.

  1. La Gran Pirámide de Giza.

Fue el edificio más alto del mundo hasta el siglo XIX.

La estructura de 481 pies de altura fue construida en 2560 a. C. por aproximadamente 100,000 trabajadores calificados que vivían en una ciudad temporal construida cerca.

  1. Los jardines colgantes de Babilonia

Algunos arqueólogos e historiadores especulan si los Jardines Colgantes de Babilonia incluso existieron.

Si la estructura existiera, habría sido una pieza de ingeniería increíblemente compleja. Se dice que fue construido como un regalo del rey de Babilonia Nabucodonosor a su esposa, Amytis.

  1. El faro de Alejandría.

De 330 pies de altura fue construido entre 300 y 280 a.C. por Sostratus de Cnidus y fue encargado por Ptolomeo I.

Los historiadores dicen que podría haber sido el primer faro del mundo.

Esteban Moctezuma Barragán

Al igual que el Coloso de Rodas, parte del faro fue destruido por un terremoto en algún momento entre el siglo XII y finales del siglo XV, y el resto finalmente se transformó en una fortaleza medieval.

  1. El mausoleo de Halicarnaso.

Fue una majestuosa tumba construida para Mausolus, el rey de Caria.

La estructura de mármol blanco de 148 pies de altura se construyó alrededor del 350 a. C. en la actual Bodrum, Turquía.

El edificio finalmente fue destruido por terremotos en el siglo

  1. El templo de Artemisa en Éfeso

Fue construido como tributo a la diosa griega de la castidad, la caza, los animales salvajes, los bosques y la fertilidad con el mismo nombre.

El destino de este majestuoso templo fue bastante triste: construido y destruido por un incendio tres veces y todo lo que queda de él ahora es un pilar solitario.

  1. La estatua de Zeus.

La increíble estatua de Zeus medía 43 pies de alto y estaba construida de oro, ébano, marfil, madera y piedras preciosas.

Desafortunadamente, la estatua fue parcialmente destruida por un incendio en el 425 d.C. y todos los materiales preciosos fueron robados.

Breve pero constructivo. Cero políticos. Y más humildad.

DEL ESCRITOR JORGE IBARGÜENGOITIA

Carlos Ravelo Galindo, afirma.

Con alegría recordamos a compañeros de Excélsior. Grandes escritores. Entre ellos a nuestro hermano publicista, Héctor Humberto Ravelo y Galindo –ya jubilado—que hoy cumple 89 años. Dos menos del que escribe.

Pero antes una recomendación del periodista don Jorge Herrera Valenzuela, que también compartimos:

“Vivimos el peor momento de la pandemia, por lo tanto, convenzamos a la gente que use el cubrebocas y guarde la sana distancia.

“Dolorosa y grismente, no habrá reuniones familiares de Nochebuena ni de Año Nuevo, por supuesto ni posadas ni las tradicionales comidas y cenas decembrina”.

Nos dice, siempre resiliente.

Hablemos de otro que fue colega en el Periódico de la Vida Nacional.

Jorge Ibargüengoitia nació en Guanajuato, Guanajuato, el 22 de enero de 1928.

Murió en Madrid, España, el 26 de noviembre de 1983.

Recordamos que el avión en que llegaba al aeropuerto de Barajas, chocó en la pista con otra nave.

Joy Laville fue su esposa

María de la Luz Antillón su madre y Alejandro Ibargüengoitia Cumming, su padre

La presencia de las mujeres en su vida, marcaron los primeros años de Jorge Ibargüengoitia, lo formaron para escribir a los siete años su primer libro.

Este 27 de noviembre se cumplen 37 años de la muerte de Ibargüengoitia, quien falleció en un accidente aéreo en España.

Nació el 22 de enero de 1928, en la ciudad Guanajuato, Guanajuato.

Un par de meses después murió su padre, por lo que su madre se mudó con su f

Jorge Ibargüengoitia

amilia. Tres años después, la madre y el niño Ibargüengoitia se mudaron a la Ciudad de México.

Jorge Ibargüengoitia fue educado por mujeres, que tácitamente veían en él la esperanza de recuperar el modo de vida económico que antes llevaban. Querían que Jorge fuera un “buen ingeniero”.

Tenía siete años cuando redactó su primer texto, de sólo tres cuartillas.

“Durante varios días, cuando alguien llegaba de visita a la casa y la conversación languidecía, mi madre ordenaba:

– Enséñale a Fulanito tu periódico.

Yo obedecía y durante un momento Fulanito les daba vuelta a aquellas tres hojas y comentaba:

-Ah sí, mira, es un periódico”.

“El periódico duró hasta que llego mi tía Margó a la casa y yo se lo vendí a un centavo”, contaría el autor muchos años después.

Pese a su gusto por la literatura, Ibargüengoitia estudió tres años en la Facultad de Ingeniería de la UNAM, que abandonaría por considerar que “malgastaba” su tiempo.

Durante tres años trabajó en el rancho de su familia, y tal vez sea a esta experiencia que se delineó en él su sensibilidad por los espacios y predilección a los lugares abiertos y desiertos.

Tuvo un encuentro con Salvador Novo, dramaturgo, poeta y cronista, y por consejo de él, al poco tiempo ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

Así se inició la formación del autor.

Al tercer año dentro la carrera entregó su comedia Susana y los jóvenes, por la cual recibió la felicitación de su maestro, el dramaturgo Rodolfo Usigli, quien además hizo que la Unión de Autores la montara.

Comenzaron los éxitos, premios nacionales e internacionales, al igual que becas dentro y fuera de país. Ibargüengoitia inicio la docencia en la UNAM, donde impartió la cátedra de Usigli, al lado de su primera compañera, Luisa Josefina Hernández.

Entre 1954 y 1956 obtuvo la beca del Centro Mexicano de Escritores (CEM), en teatro.

En 1956 obtuvo una mención en el Concurso de Teatro Latinoamericano. Una de sus comedias infantiles fue aclamada y puesta en escena por la Compañía de Teatro Popular, en San Luis Potosí.

En 1956 obtuvo la Junior Artist in Residence, en la Universidad de Standford, EU.

En ese periodo escribió Llegó Margó.

También fue becario de la Fundación Fairfield, 1965; y de la Fundación Guggenheim.

Después vino un declive en su carrera: Usigli había desaprobado una obra de Jorge, lo que causó un des

Martha Bárcena

ánimo, los productores no gustaban de su obra.

Económicamente pasó lo mismo, ya no tenía con qué mantenerse, y Luisa Josefina se quedó con sus clases en la Facultad. Ibargüengoitia había entrado en una crisis. Era 1960.

Sin embargo, como escritor Ibargüengoitia producía.

Fueron diez años los que entregó a la dramaturgia, 13 obras y cuatro piezas infantiles.

En ese lapso, sólo una obra y dos de las piezas fueron montadas en escena.

Ibargüengoitia comenzó a desencantarse de escribir teatro, e incursionó en la crítica teatral.

Escribía artículos mensuales para importantes revistas.

Fue una lenta transición, pero al renunciar al teatro ya escribía su primera novela. Los relámpagos de agosto fue el parteaguas entre el dramaturgo y el novelista.

En 1965, conoció a la pintora inglesa Joy Laville, quien se convirtió en su pareja.

En 1967 se publicó la primera recopilación de relatos de Jorge Ibargüengoitia, 13 cuentos reunidos bajo el título La Ley de Herodes. Todos con un protagonista llamado Jorge o Ibargüengoitia.

Al siguiente año, la pareja se trasladó a Santa Cruz, California, donde impartió clases en la Universidad.

En 1969, el director del periódico Excélsior, Julio Scherer García, lo invitó a colaborar con el diario con artículos de opinión.

Tras escribir la novela Maten al león, en 1970, obtuvo la beca Guggenheim.

Con solvencia económica, se mudó a la Ciudad de México, viajó por la república y por Europa.

Uno de los viajes, rumbo a Argentina en 1974, fue con el entonces presidente Luis Echeverría y otros artistas.

Para ese entonces, Ibargüengoitia ya había obtenido los siguientes reconocimientos:

–Premio Ciudad de México de la VII Feria Mexicana del Libro, en1960, por su obra La conspiración vendida.

–Premio Casa de las Américas (1963) por la obra de teatro El atentado, y en 1964 por la novela Los relámpagos de agosto.

–Premio de Novela México (1975) por Estas ruinas que ves.

La tragedia de Avianca

Para 1980 Jorge y Joy Laville, su esposa, se establecieron en París.

A Jorge le encantaba pasear por las calles de esta ciudad sin un rumbo, dejándose llevar a cualquier dirección. Seguía escribiendo.

Tres años después, el 27 de noviembre de 1983, salió de viaje, tras una invitación para asistir al Primer Encuentro Hispanoamericano de Cultura, en Colombia, y quería aprovechar para despejarse un poco de su novela Isabel cantaba.

No pudo alcanzar su destino.

El avión 747, de la aerolínea colombiana Avianca, que tomó el escritor se accidentó en el aeropuerto de Barajas, en Madrid.

La mayoría de los pasajeros murieron, entre ellos, viajaban los escritores Ángel Rama, Manuel Scorza y Martha Traba. Y la actriz Fanny Cano.

Sus restos descansan en la Presa de La Olla, en una colina en los alrededores de la ciudad de Guanajuato.

El archivo personal del autor se encuentra en la Firestone Library de la Universidad de Princeton, EU.

Premio Ciudad de México de la VII Feria Mexicana del Libro, en 1960, por su obra La conspiración vendida.

Premio Casa de las Américas 1963 por la obra de teatro El atentado, y en 1964 por la novela Los relámpagos de agosto.

Premio de Novela México 1975 por Estas ruinas que ves. Su archivo personal se encuentra en la Firestone Library de la Universidad de Princeton.

Obra publicada de Jorge Ibargüengoitia

  1. Un adulterio exquisito, originalmente Clotilde en su casa.1956
  2. Teatro mexicano del siglo XX.1956
  3. Teatro mexicano contemporáneo.1957
  4. Susana y los jóvenes.1958
  5. El atentado.1963
  6. Milagro en el mercado viejo.1963
  7. Clotilde, El viaje y El pájaro.1964
  8. Los relámpagos de agosto.1964
  9. La ley de Herodes y otros cuentos.1967
  10. Los narradores ante el público, segunda serie.1967
  11. Maten al león.1969
  12. Viajes en la América ignota.1972
  13. Sálvese quien pueda.1975
  14. Estas ruinas que ves.1975
  15. La conspiración vendida.1975
  16. El cuento erótico en México.1975
  17. Las muertas. 1977
  18. Dos crímenes.1979
  19. Los relámpagos de agosto. La ley de Herodes.1979
  20. Los conspiradores. 1981
  21. Los pasos de López1982

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