Política inconfesable: Samuel y Carol, de lo peorcito…


Rodrigo Villar

Por sentido común, porque ni siquiera lo valen como lo que son: políticos de tercera, porque se han desempeñado como personas serviles y rastreras, porque su hipocresía infinita se impone al deber de servir, porque ambos presumen ser hijos de Ulises Ruiz Ortiz y Gabino Cue, la peor ralea de Oaxaca, Samuel Gurrión y Carol Antonio Altamirano, merecerían nuestra atención en estos momentos cruciales para nuestro estado.

No obstante, los dos -Gurrión y Altamirano-, anteponiendo por delante su feroz ambición de dinero público y de posiciones de poder, hoy reproducen las peores prácticas de la política. Son voraces y lo peor no se  puede confiar en ellos.

Son aparentemente distantes, pero su cercanía es hoy más patente, el verbo traición les une sin importar el daño que provoquen.

Veamos. Los dos se encontraron en la Cámara de Diputados la pasada legislatura. Tienen personalidades bipolares y sobre todo les gana, sin mas, el ego.

Como hemos apuntado en este espacio, Samuel Gurrión, hechura de Ulises Ruiz  se transformó en un hombre fiel a sus principios: generar una cuantiosa fortuna –nadie sabe como lo hizo, pero de que hay sospechas de su dudoso origen, las hay-, y saciar las pasiones humanas de sus amos.

De cuna indígena, cualquiera que le conozca no dejará mentir que la facha de itsmeño nadie de la quita, y ese no es el problema –al contrario para nosotros los itsmeños nuestro origen es el mayor de los orgullos-, la cuestión redunda en que a Samuel Gurrión no le gusta (como lo ha expresado en corto) que lo identifiquen con nuestra tierra.

Y que rareza de la vida porque la riqueza económica del señor Gurrión  surgió precisamente de sus “negocios” instalados en el istmo. Bodegas, concesionarias de automóviles, centros de esparcimiento. Todo al abrigo de su relación personal y de trabajo con otro señor, Ulises Ruiz.

Pero ahí en la Cámara de Diputados, a la que llegó con el respaldo de este último, sentó sus reales.

Su estancia en San Lázaro lo transformó radicalmente, comenzó a vestir con trajes de marca, zapatos italianos, camisas y corbatas de diseñador. Un Bon Vivant oaxaqueño que llegaba a la Cámara de Diputados en camioneta Mercedez Benz (cuyo costo alcanza mas de un millón de pesos) y carro con escoltas –guaruras-.

Este camaleón, siempre acompañado de distinguidas y bellas damas cobró notoriedad en la Cámara. Y disfrutaba mucho de la compañía de Samuel Gurrión y su cohorte.

INCONFESABLE   ULISES RUIZ

Desde ahí se comenzó a sentir fuerte, como que el podía convertirse en el candidato al gobierno de Oaxaca por el PRI. Así con ese sueño de opio se paseo por el estado durante mas de dos años. Nunca entendió que desde años atrás, Alejandro Murat Hinojosa, había arado la tierra, que venía trabajando en un proyecto que saque a Oaxaca del ostracismo, y que las de él sólo eran fantasías.

Y no hay nada mas peligroso que un fantasioso, porque con tal historial se presenta como un político con poder –en su caso, el poder que compra el dinero-, con influencia y con capital electoral. De todo esto, sabemos que Samuel Gurrión carece. De lo que es fino poseedor es de una enorme imaginación para inventar, desacreditar y convencer de lo imposible. Y cómo no si es un fiel alumno de Ulises Ruiz, el principal traidor en la historia reciente de Oaxaca.

En el otro lado, un caso también patético. Carol Antonio Altamirano, el prohombre que también pasó por la Cámara de Diputados, abanderando las causas de la izquierda heterodoxa con el PRD. Ahí, su amigo, y jefe de tribu, Héctor Bautista (dirigente de la corriente Alianza Democrática Nacional) y el gobernador –al que sirve- Gabino Cue , lo colocaron como secretario de la Comisión de Presupuesto, el sitio donde se negocian a discreción los recursos para los estados.

Obviamente donde hay un lacayo, el amo se sirve. Y así fue Carol sirvió como peón al gobierno de Oaxaca para negociar recursos extras, o presupuestos mas elevados para la entidad.

Supongo que muchos de esos dineros ya fueron a parar a los bolsillos de muchos de los políticos corruptos de la actual administración estatal.

Siempre nervioso, hiperactivo, muchas de las veces no se le entiende. Así es Carol Altamirano, que fue utilizado otra vez por el gobierno de Gabino Cue. Lo trajo a Oaxaca como líder del PRD. Ahí a trompicones consolidó la imposición de José Antonio Estefan Garfias –un priísta de cepa- como candidato de la alianza PAN-PRD.

Tras esa melcocha idológica y partidaria hoy nos encontramos con que Carol Altamirano, será candidato a diputado local por el PAN, en el Itsmo…

No encuentro otra palabra para definir a Samuel Gurrión, y a Carol Antonio Altamirano, como simplemente, lo peorcito.

TEQUIO SAMUEL GURRION