Política Inconfesable: La deuda de Gabino…


Rodrigo Villar

Sobre el gobernador fallido, Gabino Cue Monteagudo, pesa una losa de grandes proporciones porque incumplió su palabra. Los oaxaqueños cada día estamos en peores condiciones, impera el desempleo y con él la pobreza, al abandono de cientos de miles de personas. Sube como la espuma la corrupción, la transa, el despilfarro y el cinismo de un grupo gobernante que no escuchó a tiempo, ni con sensibilidad los reclamos de mujeres y hombres, que a tiempo le demandaron un trato digno.

Y eso es precisamente lo que Gabino Cue y sus funcionarios incumplieron. No aprendieron las lecciones de la historia (de la que seguramente no conocen sus profundas enseñanzas), y pasarán con los meses y los años, al olvido colectivo.

Ese desafortunadamente es el destino de personajes tan desparpajados y cínicos: el basurero de la historia. Pero eso manifiesta la tragicomedia de lo mexicano, y en este caso de lo oaxaqueño.

Los corruptos, delincuentes con credenciales de funcionarios, se olvidan con facilidad porque la sociedad no tiene memoria. El tiempo, en este caso, les perdona porque con los años los vemos en las calles disfrutando de la vida y de sus grandes fortunas acumuladas con recursos públicos, o provenientes de actos deleznables que en la oscuridad de la privacidad se establecen.

Como las leyes que la autoridad aprueba a espaldas de los ciudadanos están amoldadas a los intereses de los mismos políticos, no pasa nada, en su mismo contenido se encuentra identificado el auto-perdón, la punitividad de la ley no existe cuando se descubre un acto vergonzoso como es el engañar a millones de pobres, que se encuentran cegados por los programas públicos que le entregan migajas a cambio de su apoyo electoral.

Esa es nuestra realidad en materia de la opacidad gubernamental. Y así, todo apunta este gobierno saldrá librado de cualquier castigo, aún y a pesar de las pruebas documentales que se han aportado desde diferentes instancias, sobre sus actos deshonestos y corruptos.

INCONFESABLE BENJAMIN

Pocos se salvan al día de hoy. Desde estas líneas confiamos en la refrescante juventud e inteligencia de un candidato que se ha hecho, con esfuerzo propio, nos aporte como gobernador, soluciones a los grandes problemas del estado. No obstante en el otro extremo tenemos a un gobernador que es exhibido cada día en cochupos y acusaciones multimillonarias que a vista de cualquier mortal son inexplicables, por el monto de recursos del que se habla.

Ahora, también se debe acotar que los francotiradores son de casa o de fuera de ella. Resulta que el jueves que recién pasó, Ángel Benjamín Robles Montoya, candidato del Partido del Trabajo a la gubernatura, acudió a la Cámara de Diputados federal para entregar en la Secretaría General una solicitud de juicio político contra su ex amigo, Gabino Cue.

Así es, Robles Montoya quien fue uno de los beneficiarios del hartazgo popular que hace casi seis años desbancó del poder al PRI aquí en el Oaxaca –gracias a la brillante administración del chacal de Chacaltongo, Ulises Ruiz Ortiz, hoy defenestrado del PRI por su presidente nacional Manlio Fabio Beltrones-, denunció a Cue por “distraer las rentas públicas del estado (presupuesto estatal), de los objetos a que están destinados por las leyes, así como el desvío de recursos públicos de procedencia federal que causa perjuicio al estado y trastoca el funcionamiento normal de las instituciones”.

Robles Montoya, que presumía de ser el amigo de toda la vida e Gabino Cue, que también es hechura de Diódoro Altamirano, el prohombre que no conoce de limites partidarios, el mismísimo que se convirtió en gobernador de nuestro vapuleado estado abanderando las causas del PRI, y después en una maniobra de esas que saben hacer los descastados se cambio al bando contrario, el del panismo que por entonces encabezaba el ominoso Vicente Fox Quesada, ahora apunta en duelo fraticida, y señala que el actual gobernante se habría despachado con la cuchara grande, por nada menos que diez mil millones de pesos.

De ese tamaño son los ajustes de cuentas, que sumados para Gabino Cue, aportan un peso mayor a esa pesada losa que habrá de cargar por siempre: su cuestionable y corrupto gobierno, que se traduce en un pronunciado desencanto popular, el cual, se traducirá en castigo.

INCONFESABLE DIODORO