Política Inconfesable: Clima de linchamiento


Empresarios exigen hacer cumplir la ley; ellos son beneficiarios de leyes.

Escuelas en malas condiciones y planes educativos obsoletos, los pendientes.

Rodrigo Villar

El peor escenario político social para los mexicanos es el del linchamiento, producto de la incapacidad de negociar de las partes en conflicto. Una máxima de la literatura política se expresa en escuchar y atender el reclamo. Del otro lado, de la intolerancia se desprende la demagogia disfrazada de hartazgo para lanzar ultimátum y advertencias al poder político establecido para que se lance contra las legítimas demandas del sector inconforme, llámese el magisterio, los electricistas, los obreros, taxistas, cualquiera que éste sea.

Los diferendos de reclamo social que han escalado en el país tienen una base que se sustenta en la legitimidad de exigir el respeto de derechos. Ningún sector se encuentra por encima de otro.

El imperio de la ley se ha esgrimido, desde todas las esferas políticas, sociales y económicas como axioma se convivencia durante los últimos cincuenta años –tres últimas décadas de neoliberalismo económico- para justificar que no hay nada, ni nadie por encima de la norma.

Resultaría normal y válido en un país que se precie de desarrollado en materia solicitar el cumplimiento de dicho axioma. No obstante en medio de la confusión ideológica y de olvido de identidad, no entendemos que se impone la copia de moldes que nos son ajenos, y retornamos sin más a la tropicalización. Somos incapaces de subirnos al real carril de desarrollo y preferimos actuar como sociedad que se desempeña en un escenario de confort.

Es decir somos expertos en lanzar gritos demagógicos y demandas de aplicación de la ley “porque están afectando mis derechos”, sin observar que la teoría de la justicia occidental aplica para todos por igual, y no en beneficio de determinados grupos.

Veamos, el conflicto magisterial como bien lo señala el ex profesor de primaria en Ciudad Nezahualcóyotl, Raúl “el potro” Gutiérrez –en una interesante entrevista publicada en el periódico nacional La Jornada el viernes reciente- tiene su origen en los alumnos, ni siquiera en los propios maestros.

Las niñas y niños de esta país, entre los que se encuentra usted y yo amable lector, acudimos en nuestra infancia a escuelas que apenas tenían instalado un baño para más de cien alumnos, ni pensar en pupitres de madera que cumplieran con las necesidades de los infantes.

El problema es que en muchos lugares de este país, como bien nos recuerda “el potro” Gutiérrez las condiciones en que los niños asisten a sus escuelas no ha cambiando en más de ochenta años. Ahí es donde debemos, todos, de ubicar el origen del problema que todos padecemos.

Las pésimas condiciones materiales y planes de estudio obsoletos son las dos tareas que sociedad y gobierno tenemos la obligación de resolver.

inconfesable      manifestaciones de la cnte.

 REPRESIÓN NO ES LA SOLUCIÓN

Es digno de reconocer que hasta ahora el gobierno federal, con el presidente Enrique Peña Nieto y el secretario de Gobernación Miguel Osorio Chong, ha resuelto transitar por el camino de escuchar, de llamar a negociar, también –porque no- de mantener su posición ante los reclamos del sector magisterial, eso también es legítimo. Pero sobre todo no ha escuchado las voces irresponsables de los empresarios que reclaman el uso de la fuerza en contra de los, que legítimamente esgrimen argumentos contrarios al mismo gobierno federal.

En la historia contemporánea el sector más privilegiado en México ha sido el empresarial. Los gobiernos les han concedido todas sus demandas. En el Congreso Federal, la presión y cochupos que los empresarios han puesto a los pies de los diputados y senadores les han abierto la caja de pandora para modificar las leyes que les han beneficiado como a nadie. Para ellos no ha habido límite.

Se presentan ante la sociedad como los grandes señores. Los más honestos y justos con sus aportaciones benéficas para aliviar problemas de los más pobres de este país. Aportando ínfimas cantidades de dinero, de sus incalculables fortunas –que por cierto son deducibles todas ellas- duermen tranquilos. Son los guardianes de las mejores causas.

No bueno, eso es lo que ellos anuncian y promocionan. Pero nunca se refieren a que se ubican en el centro del engranaje del pero fenómeno que ya se extendió por todo el país: la corrupción. Esta afirmación no implica a todos los empresarios, pero sí a la gran mayoría de ellos.

Creen que son dueños de la verdad, y se creen propietarios del país. Hasta esas hemos llegado. Tal creencia implica su demanda de aplastar las manifestaciones de los maestros en ya varios estados, Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Chiapas, Coahuila, Nuevo León.

Lo plausible frente a esa postura es la respuesta del gobierno, que si bien tiene una posición firme sobre su reforma educativa, que se contrapone con la demanda de los maestros -quienes exigen derogarla-, ha ignorado esos llamados irresponsable de la “clase” empresarial para reprimir.

No se debe reconocer nunca de ningún lado los atributos y las virtudes del adversario, y eso sin duda lo debe ponderar el movimiento magisterial.

INCONFESABLE   ESCUELAS EN MAL ESTADO