Política Inconfesable Al patíbulo…


Crecimiento económico estancado; número de pobres crece día a día.

Sistema político mexicano en estado terminal, advierten  expertos

Rodrigo Villar

La economía occidental fundada en la oferta y la demanda hoy nos arrastra a un precipicio desconocido.

Los sucesos económicos que cuestionan el sistema de producción en México no son nuevos, y sin pretender reducir la responsabilidad de la actual autoridad, la historia nos muestra que la debacle y los graves signos de debilidad frente a la fortaleza de Estados Unidos –nuestro principal socio comercial, del cual México depende del 70 por ciento de intercambio comercial- comenzaron hace décadas.

Recuerdo que el desarrollo estabilizador, promovido por el régimen priísta de los años cincuenta, fue un signo alentador para el crecimiento del país. Tras la época de la posguerra (después de la Segunda Guerra Mundial), nuestro país se ocupó de producir los requerimientos materiales que la sociedad estadunidense demandaba tras haberse alzado vencedor en aquella conflagración.

El escenario fue entonces halagüeño para México. El poder político ejerció su tarea de implementador, impulsor y regulador de las actividades económicas. Nuestro país vivió una época dorada, manifiesta en altas tasas de crecimiento, hasta de 8 o 9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

 

¿DÓNDE ESTUVO EL YERRO?

Tal futuro, promisorio para la economía nuestra, tan dependiente de la estadunidense, se vino abajo cuando el modelo proteccionista ahogó la voluntad gubernamental por darle a México una futuro fundado en el desarrollo interno, con sustento en la promoción de la educación y la ciencia y la tecnología. Ahí se torció el proyecto de extender los beneficios del crecimiento y el desarrollo a la mayoría de los ciudadanos.

También se dejó atrás, por las presiones mismas del sistema económico y del desarrollismo capitalista, el impulso a la ciencia y la tecnología. Optándose, con sumisión y abyección, el modelo de nación dependiente.

Recordemos que a fines de la etapa de la posguerra, México registraba niveles de crecimiento mayores a los de países como Corea, Indonesia o del bloque socialista. Y como el sistema requirió de cuartos de máquinas, correspondió a México, ese papel.

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LOS “LOGROS” DEL NEOLIBERALISMO

Tras el fin del desarrollo estabilizador, sobrevino una etapa –que se ha extendido hasta nuestros días- del llamado liberalismo económico. La imposición de la economía de mercado, con todas las desventajas que implicaba para nuestras actividades internas, ejerció una presión insostenible en las administraciones que se hicieron cargo de conducir el país.

Ese modelo le ha heredado al país una estela de pobreza y marginación que no se había considerado ni en los peores escenarios de la historia nacional.

Se acumuló una burbuja de pobres que ahora es incontrolable. La medicina que se les aplicó, de la peor forma y sin sentido del desarrollo y el progreso, fue la política del programa paliativo –traducido en políticas de mitigación, mas que se resolución- de las consecuencias insospechadas de la pobreza.

 

CIFRAS ENGAÑOSAS

Los programas asistencialistas se convirtieron en la opción recurrente de los gobiernos en los últimos 30 años. Más valía entregar recursos, con padrones muchas veces inflados, a millones de personas, que implementar programas concretos que resolvieran la creciente pobreza.

Cuántos miles y miles de millones de pesos se han desviado de esos programas de la mitigación de la pobreza, con un marcado asistencialismo, provenientes del erario. Miles de millones de pesos. Lo sorprendente es que cada año los presupuestos de las administraciones federales, destinados a los estados se incrementan en grandes  volúmenes.

Y lo lamentable es que la fórmula no resulta, pues ingresan cada año al padrón de pobres y de extremadamente pobres, millones de mujeres y hombres. Es evidente que el sistema en su conjunto, manifiesto en la desatención de la mayoría de los mexicanos, ha entrado en una crisis que lo conduce inevitablemente al fracaso.

En este momento, los políticos, los gobernantes, los partidos políticos, pretenden que la sociedad siga cargando con los resultados de esa política económica y social.

No obstante la realidad advierte que el sistema se encuentra en estado terminal. Y lo peor del caso es que nuestra dependencia permanente de la economía más grande del mundo se acrecienta, en condiciones notablemente desventajosas para todos nosotros.

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