Desaparecidos 100 millones de pesos
Fiats Notariales, la otra cara del negocio.
Tomás Ezequiel Toledo
A dos meses de que por fin Gabino Cué deje la administración de Oaxaca, con todo el tiradero que implicó su inexperiencia política y falta de madurez, y al mismo tiempo el robo indiscriminado a las arcas públicas, nuevos elementos se suman a la bolsa de agravios que deja ese personaje que en mala hora ganó las elecciones para gobernador de hace seis años.
Ahora, y como fue público en los días recientes, estudiantes reclamaron en las calles de Oaxaca que Cué se desentendió de la cobertura de las becas para estudiar a las que estaba obligado entregar como parte de su trabajo por el cual todavía de le paga, y muy bien por cierto.
Se trata, según los alumnos, de 100 millones de pesos que Cué no quiso entregar para una cobertura que debía garantizar a los jóvenes oaxaqueños la tranquilidad económica para continuar sus estudios.
Las becas faltantes son del Instituto Tecnológico de Oaxaca, de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca y la Universidad Pedagógica Nacional, de las que son beneficiarios 23 mil alumnos.
Gabino ha entregado el dinero a cuentagotas, si bien se había comprometido con los alumnos a pagar todo el adeudo acumulado hace dos semanas, pero sólo hizo una ministración para tratar de apaciguar a los jóvenes.
Después hizo lo que mejor ha hecho en estos casi seis años: hacerse el desentendido, nadar de muertito, dejar que los problemas se acumulen, y que a los oaxaqueños se les olvide. Al fin que si no se resuelven, él ya está con un pie fuera del gobierno y seguramente con sus maletas para huir del estado.
Cué no puede argumentar que le ha faltado dinero para resolver todos los problemas de la entidad, especialmente el educativo. Ha dejado, a como se denuncia desde el sector estudiantil, en el desamparo y la incertidumbre sobre su futuro a miles de jóvenes que en su mayoría sólo tienen como respaldo para continuar sus estudios la beca de marras.
No hay además ninguna justificación para destinar ese presupuesto a otros rubros del gasto, a menos claro que el dinero haya ido -como en otros casos escandalosos y sin castigo todavía- a las cuentas personales de Cué y sus incondicionales.
Es, además, un pasivo que se heredará a la próxima administración, porque la deuda con los alumnos persiste, no se agota con el fin de un sexenio y el inicio de otro, así que constituye una presión adicional para el gobierno de Alejandro Murat Hinojosa.
Parece que, además, dejar que los casos se acumulen y la burbuja crezca para que las soluciones pendan de un hilo y tenga que enfrentarlas la administración estatal siguiente, con la urgencia que representará entonces.
Entre los pendientes que no deja Gabino, porque esos sí representan un beneficio económico, es el de las patentes que cada gobernador otorga a sus amigos al cierre del sexenio.
Pues bien, en los días recientes Cué firmó tales patentes con el argumento de que debían cubrirse vacantes por retiro, jubilación o fallecimiento de los notarios.
Si bien se abre una convocatoria pública, es conocido que la firma para permitir la apertura de notarías depende de la voluntad unipersonal del gobernador en turno, en este caso Cué Monteagudo.
Las notarías son necesarias para trámites necesarísimos en la vida cotidiana de una sociedad, y no son nada baratos, especialmente cuando se trata del registro de escrituras de compra venta de inmuebles, bienes raíces y la apertura de nuevas empresas.
Como todo, son un negocio y por eso mismo las patentes no se entregan fácilmente, si acaso y como ocurre en la práctica política, de que el gobernador esté de acuerdo en que alguna persona en específico ejerza esa profesión.
