Política confesable : *A la caza de Evencio Nicolás Martínez.


Ulises Ruiz Ortiz

*A la caza de Evencio Nicolás Martínez.

*Sigue Ulises Ruiz, el Carnicero de Chalcatongo

*Las caravanas de la muerte y la impunidad

 

Tomás Ezequiel Toledo

Evencio Nicolás Martínez Ramírez

La Fiscalía General de la República (FGR), está a la caza del ex procurador y ex secretario general de Gobierno en la administración de Ulises Ruiz Ortiz, Evencio Nicolás Martínez Ramírez, por su presunta responsabilidad en la desaparición forzada de dos integrantes del Ejército Popular Revolucionario (EPR), Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, apenas uno de los delitos de lesa humanidad que se cometieron durante su paso por la procuraduría del estado, que después de 13 años seguían impunes.

Las acusaciones por parte de la sociedad civil, del propio EPR, de organismos defensores de derechos humanos y de la Comisión de la Verdad creada para investigar los crímenes y abusos cometidos durante el movimiento social de 2006 y en los meses posteriores, no sólo apuntaban a los ex presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón, así como a Ulises Ruiz, sino también a Martínez Ramírez, como uno de los ejecutores de ejecuciones extra judiciales y desapariciones forzadas.

A la distancia de aquellas atrocidades, finalmente comienza a configurarse un atisbo de justicia: una vez que caiga Evencio Nicolás, tendrá que confirmar quién le dio las órdenes para la persecución de luchadores sociales, ex guerrilleros y profesores en el sexenio 2004-2010.

Y todo apunta a Ulises Ruiz Ortiz, el innombrable Carnicero de Chalcatongo.

Es conocido cómo en esa administración operaron escuadrones de la muerte, que tenían como objeto la captura de integrantes del EPR y de participantes en el movimiento social que derivó en la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) y que las barricadas en el centro de la ciudad tenían como objeto, precisamente, evitar los levantones por parte de los agentes de Ulises Ruiz, que viajaban en automóviles modelo Tsuru sin placas.

En esos vehículos se hacía el seguimiento no sólo de luchadores sociales, también de periodistas, y fueron públicos los casos de detenciones sin orden judicial, de activistas y maestros, y su traslado a casas de seguridad. Algunos reaparecieron, la mayoría no.

Por lo pronto, han caído seis agentes en activo de la Agencia Estatal de Investigaciones, a quienes se vincula con la desaparición forzada de ambos integrantes del EPR y, además, de la orden de detención girada contra el ex procurador, se libró otra contra el ex director de la desaparecida policía metropolitana, Daniel Camarena Flores.

El caso de Evencio Nicolás ilustra cómo en el sexenio de Ulises Ruiz se mezclaron las desapariciones con la supuesta defensa de los derechos humanos en un gobierno donde las violaciones a éstos eran cotidianas y se ocultaban.

Antes que ser procurador, Evencio Nicolás fue presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, en una abierta contradicción no sólo de papeles, sino de personalidad.

Luego de ser procurador, como se sabe, Ulises Ruiz lo designó secretario de Gobierno, un área que antes había sido ocupada por Jorge El Chucky Franco Vargas, Heliodoro Día,z El Yoyo Escárraga y Jorge Toledo, no para garantizar la gobernabilidad del estado, sino para alentar la ingobernabilidad y después perseguir ciudadanos. Se trata, además de Evencio Nicolás hasta ahora, de dos personajes de cuidado que siguen intocados por la justicia, aunque fueron los precursores de la persecución contra la sociedad.

Resulta evidente que Ulises Ruiz lo designó como secretario de gobierno para encubrirlo, pero también para cubrirse a sí mismo, y a pesar de los crímenes que se cometieron bajo el mando de Evencio Nicolás, cuando le tomó protesta para sustituir a Jorge Toledo, le pidió “conducirse con responsabilidad y trabajar intensamente para lograr un mejor gobierno y que todos los sectores organizaciones y grupos de la sociedad puedan participar con plena libertad, garantizando el respeto a los derechos humanos, libertad de expresión y manifestación, entre otras garantías”.

Ulises, el cínico.

Más aún, al relevar a Jorge Toledo, Evencio Nicolás se comprometió a “privilegiar el diálogo y la búsqueda de acuerdos como las únicas vías para atender las demandas de las diferentes organizaciones sociales, y con ello, fortalecer la estrecha relación que el gobierno de Oaxaca mantiene con estas agrupaciones”.

Evencio Nicolás, el cínico.

La detención de este personaje, como ya se ha dicho, podría desvelar los nombres de los orquestadores de las desapariciones forzadas, pues resulta evidente que no actuó por sí mismo, sino bajo las órdenes del ex gobernador. Además, para revelar cómo se realizaron los operativos clandestinos para la detención de personas por parte de la desaparecida procuraduría.

Pero también hay que investigar los escuadrones que tenía bajo su mando el ex diputado federal Elpidio Concha, a quien se ha señalado de haber organizado, por ejemplo, a golpeadores que se concentraron en la Central de Abasto para reprimir a opositores al gobierno de Ulises, la tarde en que fue asesinado de dos balazos el periodista de IndyMedia, Brad Roland Will.

Hasta ahora, tampoco, ha sido investigada la participación de las policías estatal y municipal en los hechos de 2006, a pesar de que incluso hay fotografías de cómo -vestidos de civil- dispararon en pleno día contra profesores y periodistas en las diversas movilizaciones de la APPO.

Barricadas en la Cd. De Oaxaca en 2006

No sólo hay responsables en los funcionarios de entonces en Oaxaca, también el gobierno de Felipe Calderón favoreció a Ulises Ruiz en el caso de los dos eperristas desaparecidos. Gobernación, en aquel entonces conducida por el ex gobernador de Jalisco, Francisco Ramírez Acuña, respaldó la teoría de Ulises Ruiz respecto de un secuestro por parte de la delincuencia y rechazó la denuncia de la desaparición forzada.

El año pasado, ciudadanos oaxaqueños presentaron ante la Corte Penal Internacional de La Haya una solicitud para que se juzgue por crímenes de lesa humanidad tanto a Felipe Calderón como a Ulises Ruiz, así como los jefes policiacos de entonces en Oaxaca.

Calderón tenía un fuerte compromiso con Ulises Ruiz y con el PRI. Aunque la comisión del Senado que viajó a Oaxaca en 2006 tenía preparada la propuesta para la desaparición de poderes, lo que representaba el primer paso para enjuiciar a Ulises Ruiz, la circunstancia electoral pesó más que la justicia para los oaxaqueños.

El PRI de esa época pactó la toma de protesta de Felipe Calderón a cambio de mantener a Ulises Ruiz en el poder en Oaxaca. Vicente Fox operó también para que el Senado no resolviera la desaparición de poderes y finalmente, Calderón tomó protesta a pesar del presunto fraude de ese año, con el respaldo del PRI, que apoyó el muro en la tribuna de la Cámara de Diputados para el relevo en el poder, a pesar de la toma del salón de sesiones por parte de la oposición.

Y en el ámbito estatal, Gabino Cué también dejó pasar, retrasó la investigación, ocultó el expediente a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que a su vez también exigió a la desaparecida Procuraduría General de la República investigar y dar con el paradero de Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez.

La propia comisión documentó que ambos fueron detenidos en un hotel en la ciudad, en un operativo en el que participaron varias organizaciones policiacas y llevados a las instalaciones de la ex procuraduría entre el 24 y 25 de mayo de 2007. No se volvió a saber de ellos.

Resulta, en ese sentido, de gran relevancia la orden de aprehensión y eventual detención de Evencio Nicolás, no sólo para que responda por la desaparición forzada, sino para que explique a las autoridades ministeriales y luego ante las judiciales, qué ocurrió con Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez.

La Fiscalía General de la República tiene en este caso, uno de los más emblemáticos porque permitirá ofrecer luz sobre el episodio más vergonzoso y de terror ejercido desde el poder contra los ciudadanos, en la historia de Oaxaca…

…Y que Ulises Ruiz vaya poniendo su bigote a remojar.