Política confesable


Ulises Ruiz, factor de desestabilización

GabinoCue Monteagudo, está desaparecido

Tomás Ezequiel Toledo

Ulises Ruiz Ortiz es un personaje retorcido, no sólo por dentro, también por fuera.

            Tan distorsionando es que, ya hace algunos años, cuando se realizaba en 1999 el primer ejercicio del Partido Revolucionario Institucional (PRI) para elegir, con el voto de la base militante, al candidato presidencial, hizo toda clase de trampas con tal de favorecer a Roberto Madrazo Pintado.

Ruíz Ortiz era, en ese tiempo, representante de Madrazo ante el órgano interno que organizó el proceso, y en aquel tiempo presumía que, una de sus estrategias, era interceptar despensas -a la brava, claro- que eran repartidas a nombre de quien después resultó el candidato, Francisco Labastida Ochoa.

Una vez en su poder, Ulises mandaba extraer de las despensas la propaganda de Labastida y mandaba poner la de Madrazo.

Es decir, se robaba las despensas para hacer creer a quienes las entregaba, que el reparto era a nombre de Madrazo. Vaya a saber si no sólo las hurtaba, sino que también las cobraba a Madrazo, y entonces Ulises también le robaba a su mentor.

Ya como gobernador, en 2006, con el consejo de El Chucky, y el brazo ejecutor de Elpidio Concha, Ulises armó grupos de choque que se propagaron por toda la ciudad, y que -como cuentan las crónicas de entonces- se concentraron en la Central de Abasto para salir a perseguir a los maestros y a la sociedad organizada en la ampliamente conocida APPO.

confesable la mano de ulises....

De ese movimiento armado resultaron civiles muertos, incluido el reportero estadounidense Brad Will. Y esos tres personajes siguen sin ser sancionados.

Elpidio Concha, incluso fue diputado federal posteriormente, para protegerlo de esas actividades con el fuero que les otorga la Constitución a los legisladores y a los altos funcionarios públicos.

Después, ya en la elección de hace seis años, Ulises Ruiz organizó un comando de golpeadores, que hospedó en un hotel cercano a Palacio de Gobierno, para hacerlos pasar como grupos de choque de la oposición encargados supuestamente de reventar el proceso.

En ese tiempo, Ulises ofrecía sus conferencias en la sede de la policía estatal, y contó con la complicidad del ex vocero del PRI, y actual cónsul en Chicago, Carlos Jiménez Macías, quien convocó a una conferencia de prensa para afirmar que la policía había detenido, con qué oportunidad, a vándalos que relacionó con el CGH y un personaje que entonces estaba de moda, Alejandro Echevarría.

Lo cierto es que ese engaño era un distractor. Ganó la oposición, aún cuando Ulises quiso reventar el sistema de cómputo de los votos.

A la distancia, y a partir de los resultados de la administración que lo sustituyó, se puede concluir que resultó peor el hecho de que ganara la elección Gabino Cué Monteagudo. Robó y permitió robar. Igual que lo habría hecho Ulises.

Y sus colaboradores siguieron robando, a manos llenas y sin límite alguno.

El viernes, en su nota principal, el diario La Jornada publicó que en el caso de Nochixtlán actuaron agentes policiacos vinculados a Ulises Ruiz.

De confirmarse esa información, Ulises Ruiz continuaría como factor de desestabilización en el estado, en momentos en que Gabino Cué está por irse, pero sobre todo que el nuevo gobierno está por llegar. Y es ahí donde Ruíz se inserta como promotor del caos y de la violencia.

CONFESABLE GABINO

Una inestabilidad a la que el gobierno federal ha tenido que entrar, para tratar de despresurizar la irritabilidad social surgida, precisamente, de la muerte de civiles en enfrentamientos con la Policía Federal.

Ahí, en Nochixtlán, el subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Roberto Campa Cifrián, ha tenido que trasladarse para tratar de llegar a un acuerdo con la ciudadanía, a la que ofreció no sólo investigar, sino reparar el daño.

Se trata de dos ofertas que no pueden quedarse sólo en ello, y además que se revisa la solicitud para que los líderes de la sección 22 del magisterio, presos en Hermosillo, puedan ser trasladados a Oaxaca.

La investigación tendría que iniciar, precisamente, con el factor Ulises.

Y mientras tanto, Gabino Cué está desaparecido. Ante la violencia policiaca y el reclamo social, Cué simplemente se hizo a un lado. Mientras el gobierno federal afronta el conflicto -que, a pesar de la advertencia de Gobernación, no escaló- Gabino optó por la zona de confort.

A estas alturas debe estar más ocupado en revisar lo que se lleva y lo que se llevan sus incondicionales. Pasada la elección, ya se han olvidado las denuncias públicas sobre cómo se llevó millones de dólares a bancos en el extranjero, auxiliado por El Coco Castillo y José Antonio Estefan Garfias, al que dejó en la orfandad con tal de que éste no lo arrastre al despeñadero.

CONFESABLE CARLOS JIMENEZ