Partió Ennio Morricone, gran genio de la música


Enio Morricone

Su obra no es sólo musical, es cultural, espiritual, filosófica y humanista, afirman

  • Filmes como ‘Érase una vez América’, ‘La misión’ o ‘El bueno, el malo y el feo’, jamás se hubieran convertido en leyendas del séptimo arte sin el trabajo del italiano.
  • Compuso la banda sonora de más de 400 películas. Su producción, eminentemente cinematográfica, es vastísima, centro de polémicas, objeto de amores y de odios.
  • En febrero de 2007, y después de cinco nominaciones sin galardón, recibió un Oscar honorífico de la Academia de Hollywood como un homenaje a su fructífera carrera.
  • La fórmula de Morricone era sencilla y efectiva: orquestaciones poco densas, con un sonido seco y transparente que años más tarde inspiraría a muchas bandas de rock.

 

De la Redacción.

El compositor italiano Ennio Morricone, perdió la vida el pasado lunes 6 de julio a sus 91 años de edad debido a complicaciones luego de haber sido sometido a una cirugía.

La etapa escolar

El abogado de mucho tiempo de Morricone, Giorgio Assumma, dijo que «el Maestro», como era conocido, murió en un hospital de Roma por complicaciones tras una cirugía luego de una reciente caída en la que se fracturó un hueso de la pierna.

Morricone, considerado uno de los más grandes autores de música para el cine de todos los tiempos, compuso la banda sonora de más de 400 películas. Su producción, eminentemente cinematográfica, es vastísima y sumamente heterogénea, siempre centro de polémicas, objeto de amores y de odios. En febrero de 2007, y después de cinco nominaciones sin galardón, recibió un Oscar honorífico de la Academia de Hollywood como homenaje a su fructífera carrera.

Hijo de un trompetista y de una ama de casa, Ennio fue el mayor de cinco hermanos. Su familia, de clase media y afincada en el barrio del Trastevere, vivió durante mucho tiempo sin penurias, pero también sin lujos, únicamente con el sueldo del padre, hasta que la madre probó fortuna trabajando en una tienda de ropa. Curiosamente, en la escuela coincidió con Sergio Leone, quien con el tiempo se convertiría en realizador y para el que el futuro compositor escribiría bandas sonoras.

TEMPRANO INICIO EN EL

MUNDO DE LA MÚSICA

Con sólo diez años, y tras foguearse en la orquestina aficionada de Constantino Ferri, Morricone se matriculó en el Conservatorio de Santa Cecilia para estudiar trompeta bajo la égida de Umberto Semproni, y tres años más tarde fue escogido entre otros estudiantes jóvenes para formar parte de la orquesta de la institución, con la que realizó una gira por el Véneto bajo la dirección de Carlo Zecchi.

En 1943, viendo las impresionantes dotes de Ennio Morricone para la armonía, el profesor Roberto Caggiano lo animó a iniciar seriamente los estudios de esta disciplina. Al completar el curso en sólo seis meses, le sugirió que encaminase su formación hacia la composición. Esto fue lo que hizo al año siguiente, al estudiar con Carlo G. Gerofano y Antonio Ferdinandi.

VA A ESCENARIOS

PROFESIONALES

María Travia y su esposo Ennio Morricone

El director Alberto Flamini lo escogió como segundo trompa para su orquestina, en la que doblaba las líneas del primer trompeta, que no era otro que Mario Morricone, su propio padre. Con esta formación se acostumbró a los escenarios profesionales, tocando en diversos hoteles de Roma para las tropas americanas establecidas en territorio italiano al término de la II Guerra Mundial.

SURGE EL COMPOSITOR;

CONTRAE MATRIMONIO

Después de obtener el título de trompetista, inició su carrera como compositor, dedicándose particularmente a la música vocal y de cámara. Su producción “culta” abarca piezas corales, lied, música incidental y de cámara. Durante la década de 1950 completó su formación compositiva de la mano del gran Goffredo Petrassi. En 1955 comenzó a arreglar música para películas, actividad que interrumpió por su servicio militar. Un año después se casó con Maria Travia, y al siguiente tuvo a su primer hijo, Marco.

Por motivos exclusivamente crematísticos, en 1958 aceptó un empleo como asistente de dirección para la RAI, pero el primer día de trabajo abandonó. En lugar de eso, y todavía influido por el vanguardismo de su maestro Petrassi, se matriculó en un seminario impartido por John Cage en Darm-stadt. El dinero venía de un lado bien distinto: sus arreglos para series de televisión.

PRIMERA PELÍCULA

QUE MUSICALIZA

Los años no cortaron su inspiración

Es difícil imaginar qué hubiera sido de la posterior carrera de Morricone si las circunstancias lo hubieran convertido en otro de los compositores italianos de vanguardia (como Luciano Berio y Luigi Nono) que triunfaron en el entorno de Darmstadt durante la década de 1960. Pero la historia quiso que en 1961, el mismo año en que nació su hija Alessandra, compusiera su primera banda sonora para el cine.

Se trataba de la música para el filme Il Federale, de Luciano Salce. En 1964 comenzaron sus colaboraciones para Bernardo Bertolucci y Sergio Leone. Curiosamente, fue el cine de este último el que le dio fama: la pegadiza melodía de Por un puñado de dólares le reportó una inmensa popularidad y un montón de nuevos encargos: Pier Paolo Pasolini y Gillo Pontecorvo, entre otros, reclamaron sus servicios. Al mismo tiempo, formaba parte del Gruppo Internazionale d’Improvvisazione.

DE LA MANO DE

SERGIO LEONE

La creciente actividad cinematográfica le haría abandonar a finales de la década la faceta “culta” de su producción, sobre todo a raíz del estruendoso éxito de la música para El bueno, el malo y el feo (1966), de Sergio Leone. La fórmula de Morricone era tan sencilla como efectiva: orquestaciones poco densas, pero con un sonido seco y transparente que años más tarde inspiraría a muchas bandas de rock, temas que se clavaban inmediatamente en la memoria del oyente, y un enorme respeto por la trama y los personajes del filme. Músico de gran intuición, Morricone dejaba “hablar a la historia” y huía de divismos de autor. No olvidemos que una curiosa teoría de Morricone es la de que la música de una score no pertenece al compositor, sino al filme: “Lo que prima es la necesidad de la historia que cuenta la película”.

AMPLIA LABOR

PEDAGOGICA

A partir de 1970 inició una nueva actividad, la pedagógica. Maestro de composición en el Conservatorio de Frosinone, tuvo como alumnos a Luigi de Castris y Antonio Poce, entre otros. Esta etapa favoreció un cierto retorno a su faceta de autor, en forma de una colaboración con el Studio R7 de Música Electrónica.

Un año más tarde, después de trabajar siempre en Europa, aceptó un encargo americano, concretamente del gran Edward Dmytryk, para quien compuso la música de El factor humano. Su relación con Estados Unidos nunca fue positiva: el estilo de vida estadounidense no le atraía en absoluto, se negó a instalarse en Los Ángeles y más aún a aprender inglés. Aun así, fue nominado cinco veces al Oscar, la primera en 1979 por el western Días del cielo.

Después de veinte años de una actividad monstruosa, lo que implicaba una producción de calidad harto desigual, en 1983 se convirtió en miembro del Consejo de Administración de la asociación Nuova Consonanza, dedicada a la música contemporánea, y redujo drásticamente su producción para el cine. A pesar de ello, tuvo tiempo de firmar en 1984 la que muchos consideran su mejor partitura: la banda sonora de Érase una vez en América, el último filme de su amigo Sergio Leone.

MARÍA TRAVIA, SU

ESPOSA Y LAS OBRAS

La esposa de Ennio en más de una ocasión apareció en los créditos de algunas películas de su marido porque fue la encargada de poner la letra a varias de sus composiciones como en ‘La Misión’, ‘Cinema Paradiso’, o ‘Érase una vez en el Oeste’. Asimismo, ella era la primera en escuchar las composiciones de Ennio y quien daba su visto bueno: «A veces los directores elegían las peores piezas de las que proponía. Después, yo tenía que rescatarlas como podía, con la instrumentación, por ejemplo. «Comprendí que debía hacer que escucharan solo las buenas. Entonces se me ocurrió un método: empecé a llamar a mi mujer para que escuchara todos los temas. Ella me daba su opinión: ‘Quédate con este, desecha este otro, Ennio. De nada», relataba el compositor.

«No tiene un conocimiento técnico de la música, pero tiene el mismo instinto que el público. Y es sumamente severa. Problema resuelto: desde que los escucha María, los directores pueden elegir solo entre las piezas que previamente ha aprobado ella. En cambio, cuando la composición no encaja, el problema no atañe al director ni a mi esposa: esas decisiones son cosa mía», explicaba Ennio.

DETALLES CON EL

PREMIO OSCAR

En 1986 fue nominado por la banda sonora de La misión, de Azahara Seller, pero sorprendentemente tampoco se llevó el Oscar, una decisión por parte de los miembros de la Academia de las Artes y las Ciencias de Hollywood que siempre le resultaría incomprensible. Dos años más tarde volvió a quedarse a las puertas de la gloria con una tercera nominación por Los intocables de Elliot Ness, de Brian de Palma. Aún volvería a ser nominado en otras dos ocasiones: en 1992, por Bugsy, de Barry Levinson y en 2001, por Malena, de Giuseppe Tornatore. Esta reticencia siempre se ha interpretado como un voto de castigo de la crítica estadounidense por la actitud de un artista de reconocida militancia europeísta.

ALUD DE

PREMIOS

Volcado hacia finales de la década de 1980 y la primera mitad de la década de 1990 en su producción culta, Morricone recibió un auténtico rosario de premios, homenajes y reconocimientos en forma de programaciones y ciclos de conciertos a lo largo y ancho de toda la geografía italiana. La culminación fue la concesión, por iniciativa del primer ministro Oscar Luigi Scalfaro, del título de Commendatore dell’Ordine Al Merito della Reppublica Italiana en 1995.

Sorprendentemente, en la edición de los Oscar de 2007, Ennio Morricone recibió por fin una estatuilla por parte de la Academia, en reconocimiento a su inmensa carrera. Un premio que llegó cuando Morricone ya no lo necesitaba, pero que, según reconoció, “finalmente me lo quedaré”.

Ennio y su esposa en los años 80s

Morricone, que siguió trabajando al ritmo que le apetecía para el cine y la televisión, fue siempre un personaje de trato difícil, seco y hostil con la prensa e implacable con el diletantismo. Aseguraba no comprender el éxito de su música, que atribuía a la claridad temática y a la simplicidad armónica de muchas de sus composiciones, y afirmaba estar convencido de que no volvería a trabajar jamás en Estados Unidos. Crítico con todos los sectores, incluidos los de su medio, su mismo método de trabajo apuntaba a sus carencias: “como los realizadores no saben demasiado de música, preparo siempre tres orquestaciones diferentes para mis temas”.

DISCRETO FUNERAL

Ennio Morricone, fallecido fue sepultado el pasado martes en un cementerio de Roma después de que se oficiara un funeral estrictamente privado, tal y como él mismo había pedido antes de morir. El entierro tuvo lugar a las diez de la mañana en el camposanto Laurentino, en la periferia sur de la capital, y sólo asistieron su esposa María, sus hijos –Andrea, Giovanni, Alessandra y Marco–, sus nietos y otros pocos parientes. El funeral y el posterior entierro transcurrieron con total discreción tal y como el maestro, siempre discreto en vida, había estipulado por escrito antes de morir: “Sólo hay una razón que me anima a despedirme de todos así: no quiero molestar”, instó.