Raúl Rodríguez Cortés
Fuego “amigo” y fuego cruzado recibió esta semana el director del Infonavit, Alejandro Murat, acaso por su intención de buscar la candidatura del PRI al gobierno de Oaxaca.
¿A qué se debió? Pues, simple, a las sólidas y crecientes posibilidades que tiene de alzarse con la representación tricolor y ganar la gubernatura.
¿Y el pretexto? Simple, cualquiera es y será “bueno” en política para evitar que sobresalga quién es visto como el más fuerte. Y en este caso el pretexto fue peculiar, pero falso.
Resulta que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, invalidó la semana pasada las reformas a la ley electoral del estado que promovió el gobernador Gabino Cué y aprobó el congreso local en julio pasado.
No fue, por cierto, el contenido de esas reformas a la Ley de Instituciones y Procedimientos Electorales del Estado de Oaxaca, lo que llevó a la Corte a su anulación, sino las irregularidades cometidas por los partidos de la coalición que los llevaron a no respetar los procedimientos legislativos que deben existir en una democracia representativa.
El máximo tribunal del país consideró viciado y desaseado todo el proceso de aprobación de dicha norma y por eso la invalidó.
En ese paquete de reformas el Congreso oaxaqueño había modificado la fracción segunda del artículo 116 de la Constitución del estado, de manera que se reducía de cinco a tres años la residencia mínima inmediatamente previa a una elección, de los aspirantes a ser gobernador. Por lo tanto la invalidación del cambio, devuelve los cinco años de residencia mínima.
De ahí fue de donde se agarraron los contrincantes políticos de Alejandro Murat pues, a su juicio, el director del Infonavit no podrá acreditar ese requisito.
Así las cosas, el fuego “amigo” priista provino del ex gobernador Ulises Ruiz y dos aspirantes a la candidatura: el senador Eviel Pérez Magaña y el director de Liconsa Héctor Pablo Ramírez Puga. Y el fuego cruzado lo dispararon el gobernador Gabino Cué y el ex gobernador Diódoro Carrasco, en apoyo a su delfín, el diputado José Antonio Estefán Garfias.
Pero el asunto amerita matizar, pues el requisito de los cinco años de residencia –dicen los que le saben de esto- es para los no nacidos en Oaxaca. Y aunque Alejandro Murat, en efecto, nació en el Estado de México, no debe perderse de vista que la propia Constitución oaxaqueña, en su artículo 23, considera oaxaqueños de nacimiento a quienes no habiendo nacido en territorio de ese estado, son hijo de padres oaxaqueños.
Con eso la libra Alejandro Murat como en su momento la libraron Gabino Cué, quien nació en el Distrito Federal y Diódoro Carrasco, nacido en Puebla.
El Director General del INFONAVIT, por lo demás, ya acreditó todos los requisitos para registrarse por un cargo de elección popular, pues lo hizo en los comicios federales del 2012 como parte de la lista de candidatos federales plurinominales, Tercera Circunscripción.
En fin, es previsible que el fuego “amigo” y el cruzado, continúe hasta que se defina la candidatura priista al gobierno de Oaxaca.
EX SOLDADO, ALUMNO NORMALISTA
Uno de los 43 desaparecidos en Iguala es un militar en activo. Se llama Julio César López Patolzín. No tenía más de tres meses de haber entrado a estudiar para maestro rural en la normal de Ayotzinapa.
Esta información consta en la versión pública de la averiguación previa abierta por la PGR para su consulta, y la corroboró el general secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos en la entrevista que concedió al reportero de Noticieros Televisa, Santos Mondragón.
No consta en la averiguación que el joven López Patolzin, fuera un soldado en activo cuando ocurrieron los trágicos hechos de Iguala, pero el general Cienfuegos se ocupó de confirmarlo así:
“Efectivamente, el nombre de uno de estos jóvenes que lamentablemente son desaparecidos, coincide con el nombre de un militar en activo al cual tampoco hemos encontrado. Debo reconocer que estamos hablando prácticamente de la misma persona”.
El secretario de la Defensa Nacional, explicó: “Esto no es nada extraño, los comandantes de los diferentes niveles tienen la autorización, por reglamento, de que aquellos jóvenes que quieran estudiar, sin que eso interfiera en su actividad en el servicio, lo hagan. A este muchacho le autorizaron estudiar, tenía dos o tres meses de haber ingresado a la normal y quería estudiar para maestro”.
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