Golpistas iban listos para secuestrar y matar en el Capitolio: testigos


Partidarios del presidente Trump asaltaron el Capitolio de los Estados Unidos el 6 de enero pasado. Foto Afp / Archivo

David Brooks, corresponsal / La Jornada

Nueva York. Fiscales federales presentaron cargos contra varias de las figuras más prominentes en el asalto al Capitolio y podrían llegar a acusar a más de 300 sospechosos, y también se investiga la posible complicidad de algunos legisladores con los golpistas, todo mientras testigos y nuevas revelaciones indican que algunos golpistas llegaron preparados para secuestrar y hasta asesinar a políticos, así como varios expresaron su deseo de “colgar al vicepresidente”.

A cinco días de lo que ya no podrá ser un traslado pacífico del poder ejecutivo, se siguen ampliando las múltiples investigaciones sobre el asalto al Capitolio de la semana pasada –las criminales sobre los participantes, otras sobre el papel de legisladores que podrían haber colaborado en la intentona de golpe de Estado y otras por los fracasos en la seguridad del Capitolio– hecho que sigue sacudiendo a Washington y que ha llevado al despliegue de lo que podrían llegar ser 25 mil tropas de la Guardia Nacional y nuevas medidas de seguridad, que hacen que partes de la capital luzcan como zona de guerra.

Este viernes, fiscales federales que persiguen a los responsables presentaron argumentos iniciales ante un tribunal, e indican que algunos de quienes ingresaron al Capitolio tenían la intención de “capturar y asesinar a funcionarios electos”. Según el senador republicano Ben Sasse, los investigadores cuentan con evidencia de que algunos de los golpistas deseaban “secuestrar y posiblemente asesinar al vicepresidente”. Pero al final del día, por alguna razón aún no explicada, buscaron retirar esas palabras explosivas, aunque no los cargos.

Uno de los participantes en el asalto dejó una nota para el vicepresidente Mike Pence en el podio de la Cámara de Senadores, donde éste había estado poco antes presidiendo el proceso constitucional de certificación de los resultados del voto electoral para presidente, que decía: “Sólo es cuestión de tiempo, la justicia llegará”. Algunos coreaban en el pasillo “cuelguen a Mike Pence”.

Al presentar cargos contra otro participante, un ex marine y miembro de la agrupación derechista Proud Boys, un testigo señaló que éste y su grupo habrían matado a quienes se toparan dentro del Capitolio, incluyendo a Pence y la presidenta de la cámara baja, Nancy Pelosi.

Trump había criticado a Pence por no obedecerlo y frenar el proceso constitucional, y sus seguidores de inmediato lo calificaron de “traidor”.

Pelosi advirtió ayer que “si se detecta que miembros del Congreso fueron cómplices en esta insurrección, si los asistieron en sus delitos, podría tenerse que proceder con acciones penales más allá del Congreso”. La policía del Capitolio informó que abrió una investigación sobre si legisladores ofrecieron acceso indebido a visitantes al Capitolio para preparar el asalto.

Por otra parte, se detectó que una organización política, Club for Growth, financiada por multimillonarios, es una de las principales donantes a legisladores republicanos conservadores, entre ellos por lo menos 42 de los diputados y senadores (entre ellos Ted Cruz y Josh Hawley) que buscaron rechazar los resultados electorales durante el proceso de certificación el pasado miércoles en el Capitolio, reportó The Guardian, con base en datos del Center for Responsive Politics.

Unos 140 diputados y ocho senadores fueron quienes buscaron descarrilar la certificación del voto electoral el 6 de enero en apoyo a Trump, y el presidente invitó a manifestantes a llegar ese día a Washington y después avanzar hacia el Capitolio en apoyo de este esfuerzo, que culminó con el asalto y la muerte de cinco personas.

Variopinta participación

Entre los participantes en el insólito hecho del miércoles pasado, se ha identificado a agrupaciones ultraderechistas y de supremacistas blancos, incluyendo los Proud Boys, los Oath Keepers, Boogaloo Boys y varios individuos que han participado en acciones políticas violentas y armadas en años recientes. También participó una diversa colección menos organizada que se ha sumado a un movimiento aglomerado bajo Trump, entre ellos un ejecutivo de una empresa tecnológica, un ex oficial de la fuerza aérea, un legislador estatal (que renunció poco después), el hijo de un juez estatal en Brooklyn, un medallista de oro olímpico (en natación), varios policías municipales y bomberos de algunos pueblos, entre otros.

La tensión ahora es si este mosaico se fortalecerá como resultado del 6 de enero, o si se fragmentará dejando sólo a los extremistas más organizados, como los “terroristas domésticos” que ahora representan la mayor amenaza a Estados Unidos.

Algunos gobiernos, como el de Bélgica, están alertando a sus ciudadanos de visita en Estados Unidos para tomar precauciones y evitar “peligro” por la violencia política en este país, y brindan instrucciones como “en caso de escuchar disparos o explosiones afuera, manténganse a distancia de las ventanas… no vaya a la calle”.

Y quien ha unido a toda esa gama de ultraderechistas ahora se prepara para abandonar la capital. Se informó que Donald Trump dejará Washington la mañana del miércoles 20 de enero antes de la toma de posesión de Joe Biden al mediodía. Será el primer presidente en más de un siglo en faltar a la inauguración de su sucesor (el último fue Andrew Johnson en 1869, quien también había sido impeached, como Trump).

Al final de su periodo, su nivel de aprobación se sigue desplomando, ahora con el apoyo de sólo 29 por ciento, el nivel más bajo de su presidencia, según una nueva encuesta del Pew Research Center.

Al mismo tiempo que el país está en “alerta alta” por posibles amenazas de manifestaciones armadas en los próximos días, tanto en las 50 capitales estatales como en Washington, las consecuencias del manejo irresponsable de la pandemia, y ahora en particular por la caótica campaña de vacunación de Trump y otros políticos, continúa generando muerte y furia.

En la ciudad de Nueva York, la más grande del país, el alcalde informó que se agotarán las dosis la próxima semana si no llegan más, lo cual podría causar la suspensión de la aplicación de vacunas. Aparentemente, el gobierno de Trump mintió cuando declaró que ya estaba distribuyendo todas las dosis de su reserva de una vez, pero resulta que no existe tal reserva, lo que ha provocado la ira de gobernadores y alcaldes.

Hay altas expectativas de que esta situación mejorará al llegar el gobierno de Biden. Por lo menos habrá mejor música al empezar. Bruce Springsteen, John Legend, los Foo Fighters, Eva Longoria y Kerry Washington, entre otros artistas, se han sumado al programa especial de televisión Celebrando a América, con la cual culminarán los festejos, casi todos virtuales, de la toma de posesión de Biden el próximo 20 de enero. Ya se había anunciado la participación de Lady Gaga –para cantar el himno nacional– y Jennifer López, que ofrecerá un regalo musical durante la ceremonia de la toma de posesión.

Por ahora, la portada del The New Yorker ayuda a resumir la coyuntura: dibuja en tinieblas en el trasfondo al Capitolio y al frente una bandera estadunidense ondeando a media asta; se titula “Después de la insurrección”.