El Diluvio: La verdad repentina


Preocupante saber que mexicanos perdemos el sentido del oído.

Manlio Fabio Beltrones con él se aleja el PRI del peligro.

Carlos Navarrete puso a disposición del PRD su puesto.

 Rafael Cardona

 Este asesinato de cinco personas en la ciudad de México es un asunto verdaderamente pavoroso, no tanto por la muerte de un compañero de profesión sino porque estas muertes en grupo, estos asesinatos de cuatro o cinco personas en una tarde de fin de semana en la Ciudad de México en donde nadie escucha nada, últimamente creo que en este país todos nos estamos quedando sordos, es sencillamente horrible.

No escuchas ni la ejecución ni los gritos de cinco personas en un edificio donde hay otros inquilinos y no escuchas una tuneladora haciendo un agujero para sacar al «Chapo» de la cárcel, ¿estaremos todos ya perdiendo el oído?

Pero lo que no se pierde, y también conviene decirlo, es la necesidad de evaluar un poco ¿qué implica la muerte de cinco personas?

Para mí, un asesinato múltiple de estas características es algo cinco veces grave, no sé si uno de esas cinco personas muertas valga más que las otras cuatro, ni entiendo muy bien la razón por la cual la profesión de una persona le otorgue una categoría de asunto de importancia nacional, sobre la muerte de las otras cuatro, quienes  deberían tener el mismo tono de importancia de asunto nacional.

Yo lo que quiero decir es que, el asesinato de una persona, privar de la vida a un ser humano es algo absolutamente grave, es muestra del desprecio por la vida humana.

Si además de ese asunto existe la casualidad de que esa persona o una de esas personas es un fotógrafo de prensa con una cierta trayectoria de insurgente, beligerante, autónomo, libre, crítico del poder, hasta el extremo de requerir de un autoexilio y salir del lugar donde trabajaba y regresar a la Ciudad de México para sentirse un poco más seguro y aquí encuentra la muerte, ese es un asunto que se debe analizar en su propia dimensión y por su propio peso, pero no creo que por esa sola circunstancia se deba voltear la mirada, como si las otras cuatro personas no fueran seres humanos cuya muerte nos debe mover también a la compasión.

Yo no sé si esas personas, como dice el periódico “La Razón”, conocían bien a sus asesinos, si convivieron con ellos, si participaron en una reunión, si tenían ahí una fiesta, o algo parecido, que eso lo irá diciendo la investigación, pero lo que sí me parece es que, independientemente de esta gran cantidad de asesinatos de periodistas, cuyas vidas han sigo cegadas por razones directamente vinculadas con su ejercicio profesional, y conozco muchos casos, uno de los que más cerca me tocó en mi vida profesional fue el asesinato de mi padrino Manuel Buendía, y no puedo permanecer insensible a la muerte de un compañero, pero sí creo que el tono de la investigación debe centrarse no sólo en él, sino también en los otros cuatro, las mujeres que estaban ahí y la relación que los unía.

¿Qué une a un periodista con una mujer colombiana que no tiene aparentemente un empleo, con una muchacha que es manicurista, o que tiene algo que ver con la estética femenina, con otra mujer que tuvo también rasgos de activismo, por qué estaban todos ellos juntos y por qué le abrieron la puerta a quienes después los asesinaron?

Creo que lo que hay que resolver aquí es un asesinato múltiple, y de ahí obtener una línea que derive en si esto fue también un crimen en contra de la opinión, si esto fue un atentado a la libertad de expresión, como dicen que ocurre cuando a uno de nosotros lo atropella un trolebús, o simplemente son circunstancias que se dieron en la vida de cada quien.

Creo que no podemos tener el tribunal de lo inmediato y creo que no podemos decir desde este momento que a la manera de Stalin, que persiguió a Trotsky por el mundo, el Gobierno de Veracruz persigue a sus víctimas por todo el país.

Quizás eso pasó, no lo sé, pero quienes lo dicen tampoco lo saben y sin embargo lo dicen.

Entonces, yo creo que un asesinato en grupo en estas circunstancias nos debe llevar al respeto por la vida, o por la muerte de todos, ya después veremos el caso de nuestro compañero, después haremos manifestaciones, marchas, pegaremos carteles en la Secretaría de Gobernación, iremos a la Procuraduría, no sé, pero creo que cuando asesinan a cinco personas debemos investigar la muerte de cinco personas.

CARDONA  CARLOS NAVARRETE

BELTRONES Y YA

–El problema, le dijo alguien a Manlio Fabio Beltrones hace unos meses, es este: te odia la mitad del gabinete; la otra mitad te envidia y el Presidente no se decide.

Sin embargo el dilema  se ha terminado. Enrique Peña Nieto, en cuanto  militante y  (López Portillo dixit) “fiel de la balanza”, tomó una decisión o permitió ser tomado por ella. No importa.

Lo sabíamos, agosto sería tórrido para la vida de los partidos políticos y empecemos con lo ocurrido en el PRI después de ese intento de retrato hablado mal trazado por  el Presidente de la República en la reunión de hace unos días, ya en víspera de la renovación del Comité Ejecutivo Nacional, cuando César Camacho se enfila a  la Cámara de Diputados como gran pastor del rebaño, aunque todavía hay por ahí algunos quienes le ven posible otra posición dentro de la Cámara y el control de los diputados, para dejar la coordinación (jefatura) en manos de Enrique Jackson.

Pero eso no importa, son arreglos internos sin desequilibrio para el autobús del partido.  No, el autobús sigue circulando, o el ferrocarril va por sus rieles, independientemente de cuanto ocurra  en el Gobierno.

La promoción interesada de algunos en favor de Aurelio Nuño era simplemente subir el partido a los rieles del Gobierno. Así se podría descarrilar.

El partido debe seguir por donde va y al parecer si las cosas siguen siendo como las miramos ahora, el PRI encontrará una conducción profesional, seria, madura.

El político más notable en México en estos días es Manlio Fabio Beltrones. Ya no necesita demostrarle sus méritos a nadie.

La diferencia con Aurelio no es la edad, la edad para estos fines, no existe.  La edad es una ilusión y a veces la juventud ni siquiera es un mérito.

La diferencia es simple. Si Manlio Fabio Beltrones toma el teléfono y habla al comité distrital de Tamazunchale, San Luis Potosí, a la una de la mañana y dice quiero hablar con el presidente del comité ejecutivo local.

–¿Quién habla?

–Habla Manlio Fabio Beltrones, al tipo lo van a buscar a su casa y lo traen corriendo para contestar.

Si esa misma llamada la hace Aurelio Núño dicen:

«–¿De parte de quién?» De Aurelio Nuño, ¡ah! no pues hable mañana” y le cuelgan.

Es un hombre desconocido en las estructuras territoriales del partido, es un hombre de  la estructura política de este Gobierno de quien hace tres años nadie sabía nada. NI quien era ni quién es.

Y Manlio Fabio Beltrones es un hombre que ya ha pasado por todo, que no han podido tumbarlo ni las leyendas negras, ni las mentiras, ni los reportajes del The New York Times, todo ha quedado debidamente aclarado, y su capacidad de operación pues ahí la estamos viendo de la manera  como sacaron en la Cámara de Diputados las reformas de Peña, en una mancuerna legislativa con el Senado  donde está Emilio Gamboa.

Sin esos dos hombres el Pacto por México no hubiera tenido operatividad legislativa y Enrique Peña no tendría hoy nada, absolutamente nada en relación con sus reformas, con el pacto, con la forma nueva de hacer política desde el inicio de  su Gobierno.

Candidato de unidad, quizá, si. Candidato de necesidad, también.

Candidato de unidad como  no lo tiene el PRD, para seguir con el agosto de los partidos.

Acabamos de saber la inmolación del señor Navarrete, «pongo a consideración de la Asamblea mi cargo y el de todos los demás pero tenemos que refundar este asunto».

¿Podrá haber una refundación disciplinada y ordenada en el un partido como el PRD cuyos  indisciplina y desorden  son los distintivos?

Yo creo que no, creo que Navarrete está en peligro y creo que el PRI con Beltrones se aleja del peligro.

CARDONA   ASESINATO DE PERIODISTAS