El diluvio: Informes, cultura y bibliotecas…


Rafael Cardona

Yo diría que el informe de Enrique Peña, en especial el mensaje emitido desde el Palacio Nacional, pues del otro nos enteramos poco, del escrito y entregado a los diputados por medio de Miguel Ángel Osorio, secretario de Gobernación, trazó un panorama dantesco.

Y, ¿por qué digo dantesco?

Pues porque así comienza «La Divina Comedia». 

Dante reflexiona, escribe, piensa en (inaudible) y dice que va al «mezzo del giorno», a la mitad del día, la mitad del camino, al «mezzo del giorno» de la vida.

Y éste fue un informe dicho a la mitad de la jornada de la vida sexenal de un gobierno que, como todos lo sabemos, tiene fecha de principio y también tiene fecha de terminación.

Entonces, así, a la mitad del camino de la vida, hundido en la azarosa selva oscura, porque había una selva, el Presidente llega y nos habla de algo que a mí, por lo menos, me parece muy importante porque no sé si algún otro de nuestros compañeros lo vaya a tocar.

Todos van a hablar de la economía, del dinero, de la seguridad, de que si «El Chapo», que si la fuga, que si no sé qué, pero a mí me parece que es muy interesante que el Presidente anuncie la creación de una Secretaría de Cultura.

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Dicen las personas que están cerca del Presidente que se hace porque México necesita una institución que englobe todos los esfuerzos en materia de cultura, promoción y divulgación que esté a la altura de la potencia cultural que es México.

Y a mí me parece que fue muy interesante ver como dos temas se mezclaron. El tema de la educación y el tema de la cultura.

¿Qué temas puede tener la cultura que no pasen primero por la educación? Sin la educación, la única cultura que se crea es la subcultura de la ignorancia de la cual, también en México tenemos muchas pruebas pero un país educado produce una cultura alta, una cultura sólida y una cultura defensiva. Lo que más puede defender a los mexicanos en el tiempo de la globalización es la cultura.

¿Qué es cultura?

La cultura es entender la vida con los valores de tu tradición, con los valores de tu pasado, con los valores de tu creatividad.

Entonces, vamos a tener, en época de recesión del gasto público una Secretaría de Cultura que el Presidente nos dice que no va a costar, con lo cual, a mí me da a entender que lo que vamos a hacer es cambiarle de nombre a Conaculta y a convertir a Rafael Tovar del presidente de un consejo a secretario de Estado.

No sé si después, el Conacyt pretenda ser la secretaría de la ciencia y la tecnología y asimile al Politécnico. No sé si todos los consejos se vayan a convertir en secretarías, no lo creo.

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Pero aquí estamos metidos desde la sola definición, el Presidente afirma la tenacidad implacable del Gobierno para continuar con la reforma educativa, lo cual, es algo que todo mundo debe reconocer y aplaudir. La reforma educativa, a pesar de los estorbos oaxaqueños, cuya remoción causó aplausos por olas en el Palacio Nacional, va marchando.

Dejó en el camino un cadáver, a veces, injustamente maltratado, que fue Chuayffet. Pero, finalmente, la reforma educativa es algo importante. Ahora se quiere complementar con programas de idiomas, sobre todo el inglés y tal. Muy bien.

Se van a emitir bonos de infraestructura educativa para arreglar todas las escuelas en ruinas pero, ¿qué vamos a hacer, por ejemplo, con estas cosas que no se sabe bien a bien sobre su destino, como por ejemplo, el canal cultural de televisión, el canal 22?, ¿va a ser de la secretaría?, ¿se le va a quedar a la SEP?, ¿qué va a pasar con todas estas áreas?

El Conservatorio Nacional de Música, ¿seguirá siendo una escuela o vendrá siendo un elemento cultural?, ¿qué es el Conservatorio?

Nada más una escuela, se la queda la SEP. Pero, ¿quién se queda con la sinfónica que ya es de músicos graduados?, ¿la secretaría o Bellas Artes? pero, ¿quién se queda con Bellas Artes?, ¿o pasa de instituto a subsecretaría? ¿Qué va a pasar con Antropología?, ¿que va a pasar con las academias de historia?, ¿con la academia de geografía y estadística? En fin. ¿La diversidad cultural de México cabe toda en una secretaría?

Yo digo que sí pero hay que saber quien va a hacer esa secretaría.

Hubo un ensayo hace muchos años en el cual participaron Enrique González Pedrero y Víctor Flores Olea, un poco metió también la mano ahí el notable y grande poeta, como dice él, lo dice de sí mismo pero él usa ese adjetivo, no gran sino grande, el grande Eduardo Lizalde. Y se hizo todo un esquema de cómo se podía hacer una secretaría de cultura.

Alguien dirá: no la necesitamos. Yo creo que tampoco necesitamos dejar las cosas como están, digo, pero habrá que entender bien a bien que va a pasar con esta ciudad de la cultura, qué va a pasar con esta proliferación de bibliotecas y museos que hay en este país.

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¿Para qué queremos tantos museos en México?, ¿para qué queremos tantas bibliotecas? Por ejemplo, las que hizo la señora Sáizar en la Ciudadela.

Son las bibliotecas particulares de distinguidos creadores mexicanos que si uno las revisa, muchos de los libros están repetidos. Claro, habría que comprar la biblioteca de «Monsi», ¿cómo no?

Y había que comprar también la biblioteca de Alí Chumacero, y comprar la biblioteca de García Terrés, y habría que comprar la biblioteca de José Luis Martínez; y había que hacer la biblioteca.

Bueno, pero acabábamos de terminar la Biblioteca Vasconcelos y tenemos la otra Biblioteca Vasconcelos y tenemos la Biblioteca Nacional. Y tenemos bibliotecas en todas las casas de la cultura y uno dice -caray, este país cuántos libros tiene disponibles para consulta y nadie los lee, porque es el país del uno y medio- un libro y medio al año por habitante si bien te va, cuando no es el país del medio.

Entonces, todo eso la va a coordinar y arreglar la secretaría de cultura, yo creo que sería algo muy interesante si se logra. Lo que no nos dijeron es cómo se va a estructurar esa secretaría y a partir de cuándo va a existir. Vamos a ver si la secretaría absorbe museos, cinetecas, fonotecas, videotecas, bibliotecas y, en el caso de las cantinas, «frascotecas».